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Exempleados de Industrias Matas esperan que su situación se regularice y mejore

Afirman que a pesar de que estaba amparada por una ley fue adquirida en un remate por un valor más bajo que el que ellos ofrecieron. Son 150 personas, muchas con más de 30 años de antigüedad

28 de mayo, 2019 - 20:32

Fueron congregándose de a poco, entre los que cumplían su turno laboral y los que estaban de franco. También los que trabajan la tierra.

Son los 150 empleados que constituyen la Cooperativa La Terre Limitada, conformada y amparada por la Ley de Ocupación Temporaria sobre lo que fue la histórica planta de Jacques Matas, en el departamento de Guaymallén. Una condición que, según dicen los propios empleados, sería hasta el 2022.

Sin embargo, por un fallo de la jueza del Segundo Juzgado de Procesos Concursales, Gloria Cortez, el predio y todo lo que el mismo contenía fue rematado, otorgándole a un empresario y productor de ajos la compra del mismo por un monto cercano a los $5 millones. La operación incluyó a los empleados, quizá una buena noticia para ellos, que pusieron el hombro para no parar la producción.

Un paso que produjo angustia y desazón entre los trabajadores que primero tuvieron que enfrentar la crisis y la posterior quiebra de Matas. Luego hacerse cargo como empresa recuperada, poniéndola nuevamente en funcionamiento, comprando maquinaria y recuperando un prestigio entre importantes empresas argentinas que se proveen ajo, espinaca, zanahoria, zapallo y tomate deshidratados. Además, mantener el circuito productivo de Guaymallén y Lavalle, que proveen de la materia prima. Esto los alentó a ofrecer $35 millones para adquirir ese preciado bien y no resultó, por algo que solo la Justicia tiene su respuesta.

El Ciudadano estuvo en el predio, lo recorrió y habló con Daniel Saureti, empleado con más de 35 años de antigüedad, quien habló del momento que viven los trabajadores. “Nuestra situación es muy difícil porque la fábrica se remató. Duele y molesta mucho que no se haya respetado la ocupación temporaria que teníamos hasta el 2022 por ley. Es una falla de la Justicia, que nos tendría que haber dado la posibilidad de comprar la fábrica”, expresó.

“La recuperación se hizo desde abajo”

A la hora de rememorar cómo hicieron para no perder ese sustento laboral, recordó: “Nos hicimos cargo al momento de decretarse la quiebra el 25 de abril de 2014. Recién en el año 2016 creamos la Cooperativa de Trabajo La Terre. Era una fábrica destruida, sin gas y  sin luz, por lo que tuvimos que disponer de todos los servicios para poder trabajar. Allí el Gobierno tuvo que pagar en el juzgado que decretó la quiebra alrededor de $11 millones por el alquiler de la fábrica. Aun así la jueza Cortez no tuvo en cuenta la ley de ocupación temporaria, de haberlo hecho tendría que haber recibido ese dinero como parte de la compra de este lugar”.

Cuando se le preguntó cuántos trabajadores tiene la cooperativa, detalló que son “indirectamente 150 personas entre quienes trabajan en la planta fabril y en el campo, donde en estos momentos se produce espinaca”.

“A pesar del paso que dio la Justicia, todos nosotros seguimos trabajando porque hay muchos compromisos con proveedores de esa materia prima que elaboramos en nuestra producción. Sobre esto últimos tenemos contratos en el orden de $10 millones. Por eso hay mucha preocupación por esta situación, ya que tenemos trabajos comprometidos hasta el mes de diciembre”.

Logramos prestigio nacional

El trabajador expresa con énfasis y orgullo que “la elaboración de productos deshidratados no se ha detenido. Tenemos ajos, espinaca, zanahoria, zapallo y tomate que han comprado en considerables volúmenes empresas muy importantes del país. Como para que usted se dé cuenta a los niveles de trabajo y excelencia a los que hemos llegado, le digo que hemos logrado una contratación de un millón y medio de kilos de espinaca con agricultores de áreas productivas de Guaymallén y Lavalle, a los que les debemos pagar un poco más de $10 millones. Punto que debemos respetar, porque es la base de la confianza comercial que logramos de todos los sectores productivos e industriales que nos compran”.

Finalmente expresó: “Muchos de los que quedamos de lo que fue Industrias Matas cumplimos al momento de la quiebra (en 2014) 30 años de servicio. Con la mayoría de nosotros hay deudas de liquidación, que no cobramos porque lo más importante era que no cerrara este emprendimiento que nos da el sustento de nuestras familias. Por ejemplo, la maquinaria que hoy está funcionando la adquirimos nosotros y la idea era fortalecer la cooperativa. El único incentivo que queda que el nuevo propietario pagó $25 millones por la fábrica funcionando con sus obreros. Pero no entendemos la actitud de la jueza a la que le ofrecimos en su momento $35 millones y no hizo lugar”.