Desde ‘Te doy una mano’ entregaron prótesis impresas en 3D

Guillermo Cabrera y su hijo Gerónimo hace mucho tiempo que vienen realizando un trabajo solidario desbordante, tanto como la alegría de esos niños o adultos que reciben una prótesis para sus manos, confeccionadas con impresoras 3D, que esta familia confecciona con pasión en Buenos Aires.

En esta oportunidad, su emprendimiento solidario ‘Te doy una mano’ volvió a Mendoza junto a la fundación de Todo Corazón. En este caso entregaron diez prótesis, pero además presentaron su nueva idea, los portasueros para los niños de los hospitales Notti y Perrupato.

Gerónimo Cabrera dialogó con CNN Radio Mendoza, y recordó como empezaron con su padre y también cómo es el trabajo de las prótesis, y también la nueva creación, los portasueros. 

Destacó que ahora para la producción de las prótesis están trabajando con un material que es derivado de la caña de azúcar, es decir, completamente orgánico. Al no trabajar con plásticos  y con derivados del petróleo, que tienen componentes tóxicos, se ha mejorado mucho la seguridad de las prótesis. No hay ya problemas si se llevan las prótesis a la boca o por accidente se exponen a esos productos.

Cada prótesis lleva unas cuarenta horas, según señaló, y en verdad es una cosa casi mágica ver cómo va surgiendo la prótesis de la impresora 3D. Al respecto, señaló que los límites de esta tecnología son difíciles de decir, ya que aplican para casi cualquier cosa, y con su desarrollo van apareciendo nuevas tecnologías que permiten soñar con un futuro enorme.

Se reconoce fanático de la tecnología, aunque su trabajo y sus estudios, comercio exterior, poco tienen que ver con su trabajo en ‘Te doy una mano’.

En el caso de los portasueros, la historia también es muy linda: a cada niño le preguntan cuál es su superhéroe favorito, y entonces, el portasuero lleva impresa la identificación de ese personaje. 

Así, el niño sueña que cuando recibe ese suero le están traspasando los poderes de su héroe favorito, en un juego inspirador y tierno. En este caso no se trata de impresos en 3D, sino que los hacen hacer con métodos tradicionales por la gran cantidad de horas que insumiría de la otra manera.

Guillermo y Gerónimo Cabrera siguen haciendo el bien, pensando en su Mendoza natal y ayudando aquí cada vez que pueden. La tecnología no tiene techo, la bondad tampoco.