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Mendoza: detectaron 450 casos de producción y distribución de pornografía infantil

De estas causas, se lograron tres condenas y cinco fueron elevadas a juicio. Además, se registraron 170 denuncias por grooming 

03 de enero, 2020 - 13:35

Mediante la modalidad de grooming, sujetos inescrupulosos manifiestan una serie de conductas y acciones, a través de internet, con el objetivo de ganarse la amistad de un menor de edad, creando una conexión emocional con el mismo, con el fin de disminuir sus preocupaciones y poder abusar sexualmente de él. En algunos casos, se puede buscar la introducción del menor al mundo de la prostitución infantil o la producción de material pornográfico.

Sobre esta problemática, habló en CNN Radio Mendoza el fiscal Santiago Garay, e informó que gracias a un reporte realizado por una ONG estadounidense -en el que se acopia material pornográfico infantil- dieron cuenta de 450 casos de esta índole en Mendoza. "En Mendoza se han detectado 450 casos en los que hubo producción o distribución. De esas causas, hemos logrado tres condenas, generalmente en juicio abreviado y tenemos elevadas a juicio unas cinco más", manifestó.

Destacó, además, que aproximadamente la mitad de los casos no se pueden tipificar como delito, porque la conducta "no llega a ser la prevista en el tipo penal; son con otros fines que no son sexuales. Pueden ser por broma o, si bien puede haber una desnudez infantil, no llega a ser con un fin predominantemente sexual".

Proceso de investigación

Garay explicó que la pornografía infantil es analizada -antes de ser considerada como tal- de dos formas: en escritorio, trabajo realizado generalmente en las fiscalías y en el terreno.

En la primera etapa de investigación, se dedican a investigar la dirección de IP asignada al material. Se trata del conjunto de números que identifica, de manera lógica y jerárquica, a una interfaz en red (elemento de comunicación/conexión) de un dispositivo (computadora, tableta, portátil, teléfono) que utilice el protocolo o (Internet Protocol), que corresponde al nivel de red del modelo.

Al contar con esos datos, pueden proceder a saber quién distribuyó el contenido inapropiado, con un menor margen de error.

Y la segunda etapa, meramente de campo, es a través del accionar de la Policía. Es la encargada de "confirmar que en la dirección viva realmente esa persona, cuáles son sus horarios, cuáles son sus medios, su entorno, y después procedemos al allanamiento". Allí proceden a secuestrar todos los dispositivos electrónicos y los analizan.

Redes sociales, un arma de doble filo

En la actualidad, pocas personas quedan por fuera de las redes sociales. Grandes y chicos hacen uso de estas plataformas digitales, pero no todos con un buen fin.

Los "delincuentes sexuales", como los denomina el fiscal, van mudándose de red social y hasta de medio tecnológico, para conservar el anonimato. En principio, se podía acceder a este contenido solo en plataformas pagas y luego excedieron los límites, siendo de libre acceso en grupos de Facebook o WhatsApp, por ejemplo.

Pero ahora lo que preocupa son los grupos 'peer to peer' o red entre pares; una red de ordenadores en la que todos o algunos aspectos funcionan sin clientes ni servidores fijos, sino una serie de nodos que se comportan como iguales entre sí.

Al no tener un servidor central, es mucho más difícil de controlar, aseguró Garay. "Casi, forzosamente, tenemos que infiltrar gente" para poder localizar el contenido, explicó y agregó que "todavía no tenemos previsto en nuestro ordenamiento la figura del 'agente encubierto'. Está prevista, pero de un modo muy general y puede devenir en algunos planteamientos de nulidad", es por esto que desde la fiscalía en la cual se desempeña Garay, piden una reforma al Código Procesal Penal a fin de amoldarlo a las nuevas tecnologías. "No es lo mismo allanar un domicilio y secuestrar un arma, que allanarlo para secuestrar datos".

Grooming

Respecto a esta problemática, manifestó que tuvieron alrededor de 170 denuncias, lograron dos condenas, una absolución y aproximadamente una decena de requerimientos de elevación a juicio.

Este engaño pederasta, no se detecta como en el caso de la pornografía infantil a través de un relevamiento, sino a través de denuncias efectuadas. "Acá tenemos un gran problema, generado por los padres, que suplantan a los hijos en la conversación para intentar dar con la persona que está hablando, y en realidad quien termina siendo víctima de grooming es el padre y no el hijo, entonces se nos cae la causa", indicó.

A modo de recomendación, Garay asegura que es mejor que el dispositivo, a través del cual se está desarrollando la charla, sea llevado a la fiscalía para poder ser analizado.