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Incertidumbre y esperanzas: qué es lo que viene en materia petrolera

Mendoza apuesta fuertemente a generar nuevas inversiones en hidrocarburos, no solo en Vaca Muerta, sino también en los pozos convencionales, responsables del 95% de la producción actual y con muchos años por delante, según sostienen los especialistas en el tema

02 de diciembre, 2019 - 16:10

La apuesta provincial por el sector hidrocarburos ha sido muy fuerte en los últimos tiempos, a partir de la necesidad de potenciar el perfil energético y también del impulso que significa que una parte de Vaca Muerta esté en el subsuelo provincial, puntualmente en la zona de Malargüe.

Sin embargo, las estadísticas oficiales que corresponden al primer semestre de 2019 arrojan números que no son favorables. Entre enero y junio la producción de crudo de la provincia cayó 6,7%, en lo que significó, además, el nivel más bajo de la última década.

A la hora de señalar las causas, desde el Ejecutivo resaltan que es por la prácticamente nula cantidad de licitaciones de los últimos años, cuestión que han intentado revertir en esta etapa, con algunos logros anotados, puntualmente en Llancanelo y zonas cercanas.

El panorama actual

Una mezcla de expectativas e incertidumbre resaltan a la hora del análisis. La incertidumbre la explica la indefinición que, a días de tomar el poder, se origina en el silencio que mantiene el futuro gobierno. Las expectativas las expresó, en diálogo con CNN Radio Mendoza, el director de Hidrocarburos de la provincia, Santiago Fernández Herrero, quien trazó un pantallazo de cómo estamos en este momento: “La producción de hidrocarburos de Mendoza, gran parte proviene del convencional, que van decreciendo su producción año a año. A medida que se van produciendo hidrocarburos, al quedar cada vez menos presionado el yacimiento, y algunas otras características hacen que la producción sea inferior”. Ahí queda clara la explicación del descenso al nivel de extracción más bajo de la última década.

Santiago Fernández Herrero, director de Hidrocarburos de la provincia.

El funcionario fue claro en cuanto a las soluciones. “Lo que se requiere acá, y se va a requerir siempre, es que haya un flujo constante de inversiones, que ingresen nuevas reservas, y esto no se venía haciendo, estuvimos como diez años sin licitar. Entonces, cuando la producción proviene de los mismos yacimientos que producían desde hace bastante tiempo, es natural que tengamos un declino que no sea fácil de advertir, sobre todo de cara a una situación en la que nadie sabe qué va a pasar el año próximo con la política energética en la Argentina”.

Vaca Muerta, ¿la solución? 

Acerca de las posibilidades de dicha cuenca fue taxativo: “Se ve la posibilidad de que ocurra, no sé si rápidamente”, y agregó que “ahí va a ser clave la estrategia que el Gobierno nacional lleve adelante con esto. Tenemos recursos, está estimado cuántos recursos tenemos para ponerse en producción y la verdad que para Mendoza será muy bueno”.

La diferencia del petróleo convencional con el no convencional es que este último necesita de un flujo de inversión permanente, no hay manera de que se pare, porque un pozo normalmente produce el 80% de la producción en el primer año. “Después, el declino que tiene cada pozo no convencional es muy grande, entonces es prácticamente como una fábrica de hidrocarburos. Por ahí nosotros lo nombramos así para que sea más fácil de entender: si no estamos continuamente perforando la producción declina muy rápidamente”, resaltó Fernández Herrero, agregando: “Estuvimos reunidos con YPF, y prácticamente con todas las empresas”. 

El director dejó una consideración muy interesante a la hora de explicar dónde radican las incertidumbres: “La actividad petrolera trabaja en países que son sumamente complicados, están en Nigeria, en Angola. No les importa en la medida de que cualquiera de los problemas se pueda estimar y poner en el flujo de fondos futuros y con eso toma la decisión de invertir. A lo que no está dispuesta la industria es a no saber cuánto le van a pagar, a que algún gobierno pueda tomar la decisión de poner un barril criollo nuevamente, o un dólar ‘topeado’ para los hidrocarburos, eso es lo que la actividad no soporta, la incertidumbre”. Esto es lo más difícil de garantizar en un país donde la seguridad jurídica está ausente y las reglas de juego se cambian permanentemente, a un ritmo intolerable para proyectos en los que el largo plazo es la moneda corriente.

El lugar del fracking

El petróleo convencional va a seguir siendo en Mendoza el 80% o 90% de la producción, eso es un hecho para nosotros”, señaló Herrero, dejando en claro que la matriz dominante en la industria no ha cambiado en nuestro territorio. Agregó: “Si va a haber que ponerse creativos para ver cómo hacemos para que las empresas inviertan en una cuenca que a lo mejor ya lleva 70 años produciendo, como la cuenca cuyana”. 

En lo inmediato resaltó: “Hoy lo que podríamos esperar para el próximo año es algunos primeros pozos de no convencional que podrían aportar no más de 500 metros cúbicos diarios, cuando la producción hoy ronda los 10.800 metros cúbicos diarios, estamos hablando de que podría impactar en una producción del 5%. Por otros lados vamos a tener petróleos pesados en Llancanelo y otras áreas, que es clave para nosotros, y necesarios pensando en el mix que necesita la destilería de crudos pesados y crudos livianos”.

Contrariamente a lo que se piensa, el interés central que manifiestan no viene de las regalías, sino de otros factores. “Los beneficios que nosotros estamos buscando, en realidad lo que más va a beneficiar a la provincia es la creación de empleo. Las regalías son importantes para la provincia, son ingresos, pero el efecto multiplicador que pueden tener inversiones en nuestra cuenca neuquina es muy importante, desde servicios de comida, de salud, de transporte, el efecto multiplicador que tiene esta industria es enorme, y por otro lado se suma a las inversiones que está haciendo YPF en la destilería de Luján, y tener cada vez más hidrocarburos para producir cada vez más combustible en nuestra provincia”.

Nuevos paradigmas energéticos

Claro que hablar de los hidrocarburos siempre siembra dudas en un mundo que parece haber cambiado su chip, y dirigirse a nuevos paradigmas en cuanto a la energía. Desde lo económico, hasta lo ambiental, pesan y las renovables y no contaminantes ganan terreno en todos los aspectos. Por ejemplo, en una década un solo automóvil híbrido se vendía en la Argentina. Este año entraron en comercialización más de una decena, y ya Mendoza cuenta con autobuses no contaminantes.

Fernández Herrero fue claro en ello. “Se cree que el petróleo va a quedar en la tierra y no va a haber que extraerlo porque tanto combustibles como energía lo van a dejar de lado”, señaló, agregando: “La Edad de Piedra no se acabó porque se acabaron las piedras”.

Para los especialistas es muy probable que en 20 o 30 años no haya necesidad de sacar petróleo de la tierra, o solamente se utilice para la producción de químicos y de algunos fertilizantes, pero no para energía. “En cuanto a qué volumen, hay estudios de Vaca Muerta por geólogos que evaluaron las áreas y que señalan que tendríamos para 35 años sin problema a la misma tasa de extracción de hoy. Es una cuestión de necesidad del producto y de acceder al financiamiento”.

Una de las apuestas de la provincia para que esas inversiones elijan este territorio es la creación de infraestructura, como el polo industrial que construyen en Pata Mora. “En el momento que tengamos el polo de servicios funcionando –asfalto en toda esa zona, energía eléctrica disponible–, eso va a ayudar muchísimo a que las empresas deben dedicarse a lo que saben. Eso atrae porque estamos ayudando a ser más eficientes. Esto va a hacer que una empresa, en lugar de invertir en Neuquén o Santa Cruz lo haga en Mendoza, estamos compitiendo y en la medida que demos ventaja, vamos a tener más inversiones”, concluyó el director.

En definitiva, el petróleo tiene mucho que darle a nuestra provincia todavía, el problema es que las herramientas de desarrollo, en algunos casos, dependen de terceras voluntades. En ese sentido, el actual contexto no ofrece garantías.