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El mendocino Roberto Irañeta va al Mundial de 1934

19 de junio, 2018 - 08:35

Los representantes de la Selección argentina de fútbol llegaron a nuestra provincia y de inmediato fueron a buscarlo al Banco Mendoza, en donde trabajaba como auxiliar, y al otro día se lo llevaron a Buenos Aires. Así, literalmente, lo secuestraron para jugar al fútbol.

Aquel joven de 18 años quedó conmocionado por tal noticia: estaba convocado para ir al Mundial de Italia 1934. Imaginarse jugar en el seleccionado nacional era el sueño del pibe.

Esto le sucedió al jugador Roberto Luis Irañeta, quien por aquel entonces vestía los colores de Gimnasia y Esgrima. 

 

Tiempos difíciles

El mundo vivía momentos complicados: los movimientos totalitarios, como el fascismo y el nacionalsocialismo estaban en auge en Europa. 

Luego del primer Campeonato Mundial de Fútbol, en 1930, realizado en Uruguay, Italia asumió el compromiso y la organización de este evento deportivo, a pedido del dictador Benito Mussolini, quien ideológicamente lo utilizó para fines netamente políticos.

Tiempo antes del Campeonato Mundial de Fútbol de 1934, en nuestro país, el deporte del balonpié se había profesionalizado y durante la formación del seleccionado para disputar el Mundial, los clubes que estaban en la Federación del Fútbol Profesional se negaron ceder a sus jugadores. Ante esta situación, los dirigentes nacionales tuvieron que presentar un equipo asociado al amateaurismo.

Fue así que se armó una Selección con jugadores del interior del país. Además de Robeto Irañeta, también vistieron la camiseta argentina el paraguayo –nacionalizado– Constantino Urbieta Sosa, del club Godoy Cruz,  y el sanjuanino Pablo Nehin, jugador de Desamparados de San Juan.

 

El capitán del bosque

Roberto Irañeta nació en nuestra provincia en 1915. Como futbolista poseía muy buena técnica y gran talento y jugaba de delantero por la banda izquierda. Su primer equipo fue el del Colegio Nacional. Luego pasó a formar parte del plantel de Gimnasia y Esgrima, en donde por su personalidad fue referente y capitán. Allí obtuvo los campeonatos de la Liga Mendocina de 1931, 1933, 1937 y 1939, y se retiró un año después. 

Falleció en 1993, a los 79 años.

 

Un sueño de 90 minutos

El futbolista mendocino, junto al seleccionado, partió rumbo a Italia desde el puerto de Buenos Aires en el vapor Neptunia, de la línea Cosulich Società Triestina di Navigazione. El viaje duró unos veinte días por el Océano Atlántico, y cuando Roberto cumplió en pleno viaje 19 años, sus compañeros lo festejaron con un brindis en su honor. 

Para mantenerse en forma física, el equipo albiceleste realizó una series ejercicios físicos en la cubierta del barco, lo que les causó algunos inconvenientes a la tripulación y a los demás pasajeros, que presentaron sus quejas.

Los jugadores durante un entrenamiento en la cubierta.

Cuando llegaron a Italia y previo al partido, los jugadores argentinos fueron muy bien recibidos por los anfitriones y fueron invitados a realizar varios viajes por distintos lugares de ese país. 

El seleccionado argentino en las ruinas de Pompeya.

El sábado 27 de mayo de 1934, jugaron su primer y último partido. El encuentro se disputó en el estadio Littoriale, de la ciudad de Bolonia, frente al conjunto de Suecia, que venció por 3 goles a 2 pese a que Argentina estuvo dos veces en ventaja. 

Así, el sueño de Roberto Irañeta y sus compañeros de aspirar a ser campeones mundiales quedó trunco, pero a pesar de su eliminación, estaba destinado a pasar a la historia como el primer mendocino en disputar un Mundial de fútbol.