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La pileta del Lencinas, una foto de Mendoza

12 de febrero, 2018 - 07:15

Hace poco más de dos años, cuando con Cambia Mendoza asumimos la responsabilidad de gobernar la Provincia, visité el hospital Lencinas. Me acuerdo como si hubiera sido ayer la imagen de la obra de la pileta de rehabilitación abandonada. Una obra muchas veces promocionada, que había quedado en el olvido; la pileta proyectada era, literalmente, un pozo.

El pozo de diciembre de 2015, pasó a ser una instalación modelo que presta servicios a decenas de mendocinos que encuentran en la salud pública una respuesta a la altura de estos tiempos. La semana pasada, la pileta fue oficialmente inaugurada.

El pozo de entonces y la pileta de hoy, son sintomáticas de la Mendoza que encontramos al llegar al Gobierno y de la Mendoza que estamos construyendo con sacrificio, austeridad y decencia; con los pies en la tierra y la mirada en el futuro.

Es imposible no sentir orgullo por una obra de esta naturaleza, y las razones son varias.

En primer lugar, porque expresa la idea del Estado presente e inteligente. Un Estado que acude a cubrir necesidades de miles de vecinos que no pueden acceder a bienes y servicios que garanticen la igualdad de oportunidades. En especial en áreas neurálgicas para el desarrollo colectivo, como es en este caso la salud.

En segundo lugar, porque implica sostener una política que debería ser a través del tiempo, una política de Estado en salud. Hace ya 25 años que el Lencinas comenzó a tratar pacientes con sus capacidades motrices disminuidas como consecuencia de enfermedades traumatológicas y neurológicas.

Esa iniciativa tomó un importante impulso en el año 2005; en virtud del empeño puesto por muchos mendocinos, muy especialmente el Dr. Fernando Scherbovsky y el profesor Luis Triviño. Fue su dedicación la que permitió iniciar la construcción de la piscina cubierta y climatizada para rehabilitación.

Con marchas y contramarchas, épocas con más o menos apoyo estatal y siempre con recursos insuficientes, el equipo que se ha desempeñado en esta área ha mantenido y mejorado constantemente los servicios.

Es por eso que a comienzos de 2016; apenas iniciada la gestión del gobernador Cornejo, se proveyeron los medios tanto para la finalización de la piscina como para la instalación del taller de ortesis y prótesis, reconociendo no sólo la necesidad de los mendocinos de contar con mejores prestaciones sino también el esfuerzo y compromiso del equipo que lo viene haciendo posible.

Finalmente, porque siento la obra en primera persona. Durante mi paso por el ministerio de Salud, no pasó una semana en que no hayamos hablado, gestionado, avanzado o apurado algún trámite, expediente o decisión sobre la pileta del Lencinas. Como todas las obras trascendentales, exigen esfuerzos importantes y este caso, no fue la excepción. Hemos dejado además de recursos de todos, sudor de quienes nos tomamos la obra con seriedad y compromiso para verla hoy funcionando. 

Esta pileta es la única de gestión estatal en Mendoza para rehabilitación acuática aún en casos subagudos, trabaja en la formación de profesionales en todas las disciplinas y cuenta con nueve servicios que van desde Fisiatría y Kinesiología hasta Servicio Social y Terapia Ocupacional, cubriendo todo el espectro.

Asimismo trabaja permanentemente en actualización tecnológica e investigación, formando parte de una Red Iberoamericana de Rehabilitación y Asistencia de pacientes con daño neurológico mediante exoesqueletos robóticos de bajo coste.

He querido darle visibilidad a este tema que está fuera de la agenda política, que nos olvidamos de reconocer porque no hay en él ninguna noticia explosiva en tiempos de grietas. Y me propongo hacerlo regularmente porque este es el Estado al que debemos aspirar: el que construyen día a día los servidores públicos con acompañamiento de los gobernantes de turno.

Mañana, cuando los que hoy tenemos responsabilidades de gobierno ya no seamos funcionarios, el espléndido equipo de profesionales y auxiliares del Servicio de Rehabilitación del Lencinas, seguirá cumpliendo la silenciosa tarea de que los mendocinos tengan mejor calidad de vida; cada día, con la misma dedicación. Porque ellos son el Estado. Nuestra tarea es administrar con honradez y sentido común para facilitar su trabajo.