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Agricultores mendocinos: la solidaridad ayuda a pasar la crisis

Pequeños productores rurales provenientes de varios departamentos se dieron cita ayer en la Plaza Independencia para ofrecer su mercadería a un tercio o menos de lo que se vende en las verdulerías de barrio.También trajeron su reclamo permanente para que se visibilice la grave situación que los aflige

20 de diciembre, 2018 - 16:30

Llegaron como pudieron, acarreando bolsas, cajones y cestos que contenían el fruto de su trabajo de todo un año. Son pequeños y medianos productores que habitan zonas productivas desde siempre. Que saben de vicisitudes y de muchos sacrificios. También de abusos y de ser ignorados a la hora de las oportunidades para fortalecer, sostener y obtener las merecidas ganancias que solo le servirían para un digno vivir junto a sus hijos.

La realidad de hoy muestra que la inflación y los altos costos para producir los está matando, como ellos dicen, uno a uno. 

Un complejo panorama que alcanza de lleno a sus pequeños hijos con la paradoja de que integran familias que producen alimentos de la tierra y sin embargo padecen desnutrición. Un verdadero testimonio de pobreza y de hambre.

Pero la gran e improvisada feria que se armó en la céntrica Plaza Independencia les mostró que no todo está perdido y que sus comprovincianos respondieron con masiva solidaridad a comprar la producción de sus chacras. El simbólico precio de $10 hizo que la gente se agolpara para comprar lo que en verdulerías, mercaditos y supermercados se hace inalcanzable. 

En esos sitios no hay nada que cueste $10, una clara demostración, también, de que existen avivados que inflan a su conveniencia lo que a esos pequeños productores le pagan miserias.

“Recibimos migajas por lo que producimos”

El Ciudadano estuvo en el lugar en el que ofrecían su mercadería y receptó lo que expresó Víctor Tolaba, un pequeño agricultor del Valle de Uco, quien dijo que “la gente llegó con mucho dolor por la realidad que hoy la golpea junto a sus hijos. Traen el fruto de producir durante todo el año, que nadie nos reconoce y por eso somos explotados. Fundamentalmente por mayoristas que llegan a nuestras chacras y nos dejan algo que no nos alcanza ni para las semillas. No nos escuchan desde el Gobierno y venimos remándola desde hace mucho tiempo”. 

Más adelante, con sus expresiones, el campesino detalló el sentir de quienes producen la tierra. “Se tiene que entender que estos pequeños productores que ‘hacen’ verdura para que se lleven desde esta plaza a sus hogares, ofrecen un producto fresco. Algo que nos gusta cultivar y por eso amamos esta actividad de ser pequeños productores de la tierra y ser chacareros”, explicó. 

“Estamos vendiendo aquí casi todo a $10 y sacamos de eso un pequeño porcentaje para poder sobrevivir. Pero en las fincas se vende ese mismo producto a $2 el kilo y en muchos casos es de $1 y en otros de no más de $3. Esos mismos intermediarios son los que después llevan esas cifras a $40, $50 y $60 el kilo. Ahí ustedes notan esos abusos que nos está destruyendo a todos los agricultores”, agregó. 

Consultado sobre la procedencia de quienes llegaron a vender sus productos a la plaza, Tolaba indicó: “Todos los agricultores que ustedes ven, que en su gran mayoría son mujeres que se han tenido que trasladar con sus pequeños hijos, están nucleados en la Unión de Trabajadores de la Tierra. Vienen de Lavalle, Tres Porteñas, Corralitos, La Primavera, Maipú, Guaymallén, Godoy Cruz, Junín y de otros alejados lugares de la provincia”.

“Si no nos escuchan, el campo morirá”

El diálogo con Tolaba también dio pie para que el agricultor reflexionara: “Nos gustaría que aquí estuviera gente del Gobierno, para solicitarle que nos apoye. Al resto de los mendocinos queremos decirles que esta es también parte de la producción provincial. Que cuando comen verdura y fruta fresca, comen y alimentan a sus hijos con el sacrificio de nuestro trabajo. Que se entienda que estamos pasando muchas necesidades y que la mayoría de nosotros vivimos en la extrema pobreza”.

“¡Qué increíble! Producimos alimentos y nuestras familias, sobre todo nuestros hijos, no pueden alimentarse bien o directamente pasan hambre. Quiero que usted transmita que si no somos escuchados, el campo se muere, porque nosotros ya no podremos producir y eso a la larga traerá perjuicios a la provincia. Es inaceptable que nuestras mujeres, sus hombres y sus hijos tengan que trabajar todos los días por nada. Y ni hablar de los abusos que estos agricultores sufren a diario”, concluyó Tolaba.