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Imperdible | La anécdota amorosa de Guido Süller con Ricardo Fort

El actor y mediático contó la intimidad de la noche en que conoció al multimillonario, con el que mantuvo un romance gestado en la noche gay porteña de los 80.

Por Redacción

25 de agosto, 2021 - 17:40

El podcast "Basta Chicos: La Vida de Ricardo Fort", conducido por el youtuber Damián Kuc y disponible en la plataforma de streaming Spotify, narra a lo largo de diez capítulos la historia de quien quizá sea el fenómeno televisivo más importante de las últimas décadas en Argentina. Para ello, el material se vale de entrevistas del conductor con figuras mediáticas, productores, actrices, modelos y personalidades destacadas del espectáculo que tuvieron algún vínculo o relación con el multimillonario heredero de la chocolatería FelFort, fallecido en 2013.

Uno de los personajes más frecuentes a lo largo de los episodios es Guido Süller, quien, además de una reconocida trayectoria como actor y personaje mediático, tuvo una relación amorosa con Ricardo Fort cuando ambos eran jóvenes sin demasiada exposición pública.

Durante el episodio del podcast titulado "MIAMEEE", que trata sobre los primeros años de adultez del protagonista, Guido cuenta con lujo de detalles el momento en que ambos se conocieron.

El boliche gay Bunker fue el escenario para el encuentro entre dos jóvenes que apenas hacían sus primeras apariciones en la noche porteña. A fines de la década del 80, marcada por la reciente vuelta a la democracia después de la dictadura militar, la apertura de la sexualidad no estaba naturalizada, por lo que los homosexuales y otras disidencias solían recluirse obligadamente al entretenimiento en una nocturnidad clandestina. En ese sentido, Guido cuenta que solía salir a Bunker para poder "bailar tranquilo y que nadie lo moleste".

Según relató, era una noche más de diversión y música en el local bailable cuando vio, por primera vez, a Ricardo Fort: "Estaba bailando y apareció un chico joven de 19, muy llamativo, con una camisa de seda azul desabrochada hasta el ombligo, colgantes y un jopo gigante, bronceado, con el pantalón ajustadísimo. Me saca a bailar".

En ese momento, Ricardo le comentó que era dueño de la famosa chocolatera FelFort, a lo que Süller admitió no dar crédito: "¿Pensás que es mentira? Si a las 6am vos seguís sólo, te venis conmigo a mi fábrica de chocolates" lo intimó el joven, que para ese entonces no trabajaba en la empresa familiar ni disponía de demasiado dinero, de acuerdo a la historia que se reconstruye a lo largo del podcast.

Cuando llegó la hora propuesta, Guido deambulaba sólo por Bunker cuando sintió que lo llamaban: "A las 6 de la mañana, un dedito me golpea: era él. Vamos a la fábrica que se llamaba Delicias FelFort. Golpea la puerta, sale el sereno y vamos al subsuelo, que está el depósito de chocolates; todas las paredes llenas de estanterías cubiertas de cajas de chocolate."

Luego de que Guido le confesara su debilidad por los chocolates FelFort, Ricardo le dirigió la oración que cualquiera soñaría estando dentro de una fábrica así: "Elegite los que quieras".

"Empecé a agarrar de todos lados y se me caía todo de tantas cajas. No me daban los brazos, si no me llevaba toda la estantería" describe Guido, que salió del depósito hacia la puerta junto a Ricardo. "Le digo ¿qué pasa? -nos vamos, no sin antes, me des un beso- me contestó. Yo con las cajas de chocolate hasta el cuello y el se acercó y con toda la dulzura del mundo nos dimos un poco más de un piquito, que me encantó."

Seguido al relato de ese primer encuentro, Guido cuenta que la noche gay porteña abría los pasillos para que "la pareja del ambiente" que formaban con Ricardo se luciera en cada ocasión. "Eramos muy llamativos, era imposible pasar desapercibidos. Estabamos todo el tiempo haciendo el amor, nos queríamos de verdad" rememora.

"Yo tengo cartas tan románticas de Ricardo, manuscritas y firmadas por él, que emocionarían a cualquiera, porque hoy los chicos no son así" asegura el mediático, que tuvo una relación íntima y oculta con Ricardo Fort en los años anteriores a su partida a los Estados Unidos, cuando ni la televisión ni el mundo artístico esperaban su irrupción como uno de los estandartes de la farándula a inicios de los 2000.