Protestas y gases lacrimógenos en París por reclamos del 1° de Mayo

Este 1° de mayo, los trabajadores volvieron a manifestarse en toda Francia para protestar contra el resistido aumento de la edad jubilatoria decretado por el presidente Emmanuel Macron, que la lleva a los 65 años, y la policía lanzó gases lacrimógenos en París y en la ciudad occidental de Nantes, mientras que los manifestantes se unían a las concentraciones del Día Internacional de los Trabajadores.

La popularidad de Macron se encuentra en niveles cercanos a los mínimos históricos, alcanzados durante la crisis de los "chalecos amarillos", que se extendió por varios meses e incluyó represión a los sindicatos y huelgas multisectoriales, mientras en ese entonces se elevó dos años la edad de jubilación, hasta los 64 años.

En muchos casos, cada presencia pública del mandatario es repudiada con abucheos, y nuestros conocidos golpes de cacerola, cuando se enfrenta a los ciudadanos en las marchas.

Entre las voces que se escucharon está la de Sophie Binet, líder del sindicato de extrema izquierda CGT, quien definió la situación tras la reforma de las pensiones como el signo del aislamiento de Macron sobre lo que sucede con la población. "El ejecutivo no puede gobernar sin el apoyo de su pueblo", afirmó la dirigente antes de la protesta de París, y aclaró que su sindicato aún no decidió que hacer en las conversaciones con el gobierno sobre otras cuestiones relacionadas con el trabajo en las próximas semanas.

Laurent Berger, del sindicato reformista CFDT, aseveró que el gobierno de Macron había hecho oídos sordos a las demandas de uno de los movimientos sociales más poderosos en décadas: expresó que su sindicato estaba abierto a las discusiones con el Gobierno y rechazó las sugerencias de que una rara alianza entre los principales sindicatos estaba siendo puesta a prueba ahora que el proyecto de ley de pensiones se había convertido en ley. "Debemos poner sobre la mesa otras propuestas sobre salarios y condiciones de trabajo", declaró a BFM TV.