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Carta viral y rescate: la afgana que escapó de Kabul gracias a internet

Fátima se desarrolló profesionalmente contra los mandatos de su país. La historia de su miedo a la llegada de los talibanes y cómo logró irse.

Por Redacción

07 de septiembre, 2021 - 13:27

El drama que viven millones en Afganistán desde que los talibanes tomaron el gobierno lleva casi un mes como principal foco de atención alrededor del mundo. La preocupación internacional tiene mucho que ver con el peligro que implica la quita de derechos humanos por parte de fundamentalistas radicalizados, dispuestos a someter a una población entera. Sin embargo, y antes de este presente que compromete seriamente el futuro de los afganos, la opresión ya condicionaba a la minoría más afectada por la cultura islámica: las mujeres.

Entre las diversas historias de vida -y muerte- que emergen del país asiático, la de Fátima es un ejemplo de lo que viven las que se proponen progresar contra una cultura basada en mandatos crueles. Asimismo, demuestra la potencia que el buen uso de internet tiene para difundir un pedido de ayuda en la situación más adversa.

Con la crisis humanitaria de Afganistán hecha realidad a su alrededor, la joven trabajadora de turismo y estudiante de periodismo escribió una carta desesperada que luego fue difundida por la agencia de viajes en la que trabaja. El texto, que recibió la empresa GuruWalk y fue grabado en audio para facilitar la difusión vía chat, se viralizó llegó a oídos de autoridades europeas que luego concretaron el rescate de la única guía turística en el país hoy dominado por la organización militar islamista.

"Imagina que estás escondido en una oscura habitación de Kabul, ¿será hoy el día en el que llamarán los talibanes a tu puerta?".

 

El audio que relata la carta

 

Fátima, la guía turística afgana

Con la coincidencia de algunos hechos fortuitos y su ímpetu de sobresalir, la joven nacida en la provincia periférica de Ghor supo hacerse un lugar como guía turística en Kabul. Antes de iniciarse en esa profesión, tuvo la suerte de recibir educación primaria y secundaria, para después aprender inglés en un programa de refugiados. Gracias a su buen desempeño, Fátima pudo ingresar a la Universidad de Herat para estudiar periodismo y, en paralelo, fue entrando en contacto con la comunidad de internet a través de Facebook.

La buena repercusión que los escritos de la estudiante tenían en redes sociales llamaron la atención de agencias de turismo europeas que la contactaron para darle sus primeros trabajos. Así, y mientras se interiorizaba en temáticas de género y derechos de la mujer, se encaminó hacia la independencia en una industria completamente controlada por hombres.

 

 

“Vas a cavarte tu propia tumba”, fue la frase que cristalizó la primera reacción de los padres luego de que ella les comunicara que había decidido dedicarse al turismo, según pudo averiguar la revista TravelerA sus 23 años, el éxito laboral, activismo feminista y buen contacto internacional de Fátima formaban un combo al menos arriesgado para una mujer en Afganistán

Con la caída definitiva del gobierno y el inicio del régimen talibán con base en Kabul, la joven entendió que su vida corría serio peligro y la única salida sería un avión que la sacara de su país.

 

El rescate en el aeropuerto de Kabul

La desesperación y el terror ya habían tomado posesión de la capital afgana, con epicentro del caos en el Aeropuerto Internacional Hamid Kaszai, cuando Fátima decidió dirigirse ahí para intentar abordar uno de los aviones de rescate que empezaban a llegar desde Estados Unidos y algunos países europeos. Su primer intento fue rápidamente frustrado por una brutal represión de los talibanes a miles de ciudadanos que acudían desesperados al aeródromo para escapar.

Con sus esperanzas destruidas, la afgana volvió al departamento donde se había estado escondiendo durante las últimas tres semanas. En ese momento no sabía que su mensaje se replicaba rápidamente por WhatsApp y redes sociales, y que, gracias a eso, su nombre ya estaba dentro de las listas de evacuación de Italia y España.

Tres días después, con el aeropuerto aún perimetrado por fuerzas talibanes, pero a la vez custodiado por tropas internacionales que protegían a los evacuados, Fátima volvió para intentarlo una vez más. Los soldados italianos comprobaron que ella, junto a otros 18 afganos, figuraban en los listados que garantizaban un lugar en las naves de rescate y la dejaron ingresar para embarcar.

Finalmente, a fines de agosto, el avión que sacó a la guía turística afgana de Kabul aterrizó en Milán, donde Fátima debe estar cumpliendo con una cuarentena obligatoria, pero a salvo después de todo.