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Un Gallego a corazón abierto: Maradona, sus técnicos, su familia y su eterno amor por el fútbol

Sebastián Méndez y una charla imperdible donde tocó varios temas, yendo desde la emoción hasta la nostalgia

13 de abril, 2021 - 21:59

El Círculo de Periodistas Deportivos de Mendoza inauguró hace unos días un ciclo de charlas, por el cual pasarán las más representativas personalidades del mundo del deporte de nuestra provincia.

Y el primer invitado fue el entrenador de Godoy Cruz Antonio Tomba, Sebastián Méndez, quien compartió una amena charla con periodistas, estudiantes, dirigentes, entrenadores y otros deportistas.

La reunión, que se realizó en una de las salas del Estadio Malvinas Argentinas, duró cerca de dos horas y allí el Gallego no se guardó nada a la hora de repasar su historia como jugador y como técnico. Al momento de contar anécdotas, de hablar de su familia, de sus entrenadores y por supuesto de su relación con Diego Maradona.

Su relación con Maradona

“Hay una sola cosa de la que me arrepiento en mi carrera y es haberme retirado antes de jugar en un equipo con Sebastián el Gallego Méndez, es para mí, el mejor defensor que vi en el fútbol Argentino”. La frase le pertenece a Diego Armando Maradona, con quien Sebastián tuvo una relación muy estrecha en Gimnasia y Esgrima La Plata.

-¿Cuándo escuchaste eso qué te pasó?

- Diego siguió una Libertadores que jugué, ahí es cuando me hice cagar la rodilla. Estábamos bien en esa copa, yo me había preparado, sabía que era lo último que quedaba, tenía la rodilla muy deteriorada, con cuatro operaciones y era mi última en plenitud con 31 años, porque de hecho me retiré a los 32 en Banfield. Me preparé como se prepara alguien para disfrutar lo último, la última contienda, el último partido, la última pelea y nos jugamos la vida, llegamos a semifinales. Y en ese lapso Diego fue a la cancha, y vio un partido que fue duro y ganamos, y después dijo eso.

La vuelta de la vida hizo que conozca a Diego, y todo lo que yo pensaba de él como persona, como figura pública, porque sí lo había visto varias veces, lo había enfrentado inclusive en un campo de juego, era totalmente lo opuesto. Diego es maravilloso, Diego fue excepcional, como jugador, como persona, como tipo, como amigo, tuve la oportunidad y la elección de poder trabajar con él, de poder conocer el otro lado de Maradona, el Maradona persona, Diego, Pelusa...

A veces le decía abuelo, en joda, pero venía algunas veces en la mañana, porque la mayoría de las veces entrenábamos de tarde, y tenía algo muy particular que se lo vi a muy poca gente, que venía como con diez focos encima, como si tuviera un aura, era difícil no mirarlo. En el medio tuvimos una pandemia pero trabajamos 18 meses, de los cuales me llevo mil anécdotas, mil historias, 100 vidas que ha vivido él, que me las contó y el mejor de los recuerdos de haber trabajado, para mi gusto, con el mejor jugador de todos los tiempos.

- ¿A veces no te pasa que dejaste de ser Sebastián Méndez, para ser el colaborador de Diego?

- Deje de serlo, cuando caí que ya no estaba. Y tardé, tardé bastante en caer. Nosotros llegamos de entrenar un jueves y estaba con la ropa de Gimnasia todavía. Y Diego venía de trabajar con Guillermo Romero, entré a mi casa y me llamaron por teléfono y de golpe fue todo confusión, todavía no me había sacado la ropa de entrenar, no entendía nada, y estuve llorando 3 o 4 horas. Es el día de hoy que lo extraño y es el día de hoy que lo único que deseo cuando miro para arriba, entre otras cosas, y acá también está el Morro y algún amigo que se fue, que estén bien, que estén donde tienen que estar.

- Cuándo te llegó la invitación para acompañar a Diego, ¿Qué sentiste?          

- Estaba recién operado. Yo tenía calculo renal, me habían puesto una sonda, y me dijo '¿Querés trabajar conmigo?', y le dije 'dame 15 minutos que estoy en el sanatorio'.

A los 15 minutos le dije que si. Le llame a Adrián González, eso sí lo hice a propósito, y le dije, me llamaron para trabajar con Diego y le corté. Le dejé la bomba activada a Adrián. Y a la media hora estábamos viajando para Junín. Y contentos, la verdad fuimos a un club muy popular. En las ciudades siempre hay clubes más populares que otros y entraremos en miles de discusiones, si Central o Newell´s, etcétera. Y bueno ahí yo si creo que Gimnasia es el club de la gente, o si se quiere con gente de menos recursos, más popular. Y uno cuando vive de cerca La Plata también lo siente así. Venían a la cancha en camiones de achura.

Justo el hombre más popular, en el club más popular. La alianza era perfecta. Y yo si me quedo con algo, con una satisfacción, porque sé que Diego en esa etapa fue feliz. Mientras estuvo en la cancha, mientras vino al club, mientras lo dejó la rodilla. Fueron muy injustos también en un momento, con esto de si Diego entrenaba o no entrenaba.

Yo no hablé en un año y medio, excepto cuatro notas para el canal que Diego trabajaba, realmente porque me había dado mucha bronca. Porque me parecía muy injusto. Diego se había hecho un remplazo de rodilla, algo demasiado salvaje, después de 200 operaciones. Y estuvo ahí con la pierna, que estaba detonada, de tantas patadas. Con la infiltración y con todo lo que había hecho con su cuerpo. Caminaba como podía, era la realidad.

Me pareció un golpe demasiado bajo, una falta de respeto, entonces salí a hablar en ese momento. Y a defender lo que yo creía que tenía que defender, que era la lealtad de Diego con nosotros, y de nosotros con él. A nosotros nos cuidó, nos trató bien. Preguntaba si cobrábamos, si estábamos al día, si nos faltaba algo, si en la casa estábamos bien, charlábamos de nuestros hijos, del divorcio, de lo que sea. Y con el tiempo, lo vas queriendo cada vez más.

- ¿Qué te deja eso de tratar con un humano que no era humano para cualquiera de nosotros?

- Primero que para mi había sufrido mucho, él fue 45 años Maradona, y tuvo una exposición terrible. No podía hacer lo que hacemos cualquiera de nosotros. Yo voy al canal, me encuentro con personas en la calle, voy a comprar, lo que hacemos todos de manera normal, yo hice toda mi vida normal. En cambio Diego vivió casi encerrado, y es una pesadilla por que no pudo hacer casi nada. Salvo en países donde no se conocía mucho el fútbol. Por eso vivió en Dubai, por eso se hablaba de que se iba a ir a Canadá un tiempo porque en lugares donde se conocía el fútbol, él no podía pasar.

Y yo lo viví en un aeropuerto, cuando tenía que venir un auto a buscarlo a la pista. El desborde de cuando vinimos a Mendoza con Gimnasia, en el hotel de Tunuyán. Y entendí que seguramente la vida de él había sido muy difícil, a pesar de ser un privilegiado, de ser el mejor. Por haber sido el mejor jugador en la historia del Mundial, entre otras cosas, y por todo lo que es Diego.

Yo creo que a él se lo tiene que medir con eso. Cuando hablaba de la Selección lo hacía con mucho orgullo, y a mi me encantaría que las futuras generaciones lo tengan, y no estamos hablando de nacionalismo ni de populismo, ni de pelotudeces, para ser claros con esto. Perdón por el vocabulario, pero quiero recalcar esto, porque para ponerlo en claro, cómo fueron las cosas en su momento. Él jugó un partido un domingo en Italia, el martes en Buenos Aires, el jueves una eliminatoria acá y volvió a irse al Napoli para jugar el domingo. Hizo 3 goles con la Selección y 4 con el Napoli.

También jugó partidos a beneficio, sin que el Napoli lo habilite. Entonces cuando uno conoce a Maradona, para poner un ejemplo, cuando estuvo como DT de la Slección, a todos los empleados del predio de AFA les subieron el sueldo. Desde la cocinera, hasta el señor de vigilancia, entonces observas el amor que le devolvía a la gente que trabajaba allí y con el afecto con que los trataba. Y después lo simple, lo cotidiano, uno se imaginaba un Dios distinto, y no, le gustaba la milanesa como nos gusta a todos, charlaba de fútbol, cantaba, era simple.

Y después era muy afectuoso, incluso con los jugadores, era muy paternalista con los chicos, y logramos en Gimnasia tener un grupo súper unido, y había surgido algo muy de piel, muy lindo, que acá en el fútbol no se da tan seguido. 

Cuando nos enteramos de la muerte de Diego, nos pusimos en contacto y al otro día fuimos al velatorio, siempre agradeciendo a la familia que nos dejó pasar, nos dejaron despedirnos de él con todo el plantel, y a las cuatro horas renunciamos. Entendimos que habíamos llegado en un proceso con Diego, y ese proceso si no estaba Diego, estaba terminado.

Lo peor fue hablar con los jugadores, siempre es la peor parte, sobre todo cuando te llevas bien. La verdad siempre que me fui renunciado, me fui bien con los jugadores. Y ese dolor es doble. Me dolió cuando me fui de acá, me dolió cuando me fui de Jujuy, porque fue por otras cuestiones y muy injusto. Porque uno va creando un grupo y se va haciendo compañero de los jugadores, compañero de trabajo, compañero de todos los días. Y saber que vos no los vas a ver más por un tiempo, que a la mañana no te vas a cruzar con ellos, y encima sin Diego. Fue muy doloroso, de los dolores más grandes que tuve en el fútbol.

El fútbol, su única y gran pasión

"Después de un partido con River estuve cuatro meses con una fractura tibial. Después volví a jugar poco tiempo, me fui a Banfield y terminó la historia. Entrené muy poco, los últimos seis meses prácticamente no entrené y jugué, me infiltré todos los partidos y me retiré de lo que más amaba, lo que más amé, ser jugador de fútbol, para mí fue absolutamente todo. Estoy tremendamente orgulloso de haber sido jugador de fútbol, no me interesan los títulos, no creo que los títulos marquen a los jugadores. Hay algunos que no han ganado títulos y han sido unos fenomenos. Yo tuve mucha suerte de estar en equipos donde se ganaron cosas, hay que ser afortunado...", con lágrimas en los ojos describió así el Gallego su adiós del fútbol.

- Vos recién decías, estoy orgulloso de haber sido jugador de fútbol, ¿Cómo comenzó todo?

- Rompiendo todo en casa, como empiezan todos los chicos, en un club de babi fútbol a los 4 años. No había escuelitas de fútbol en ese momento, yo nací en el '77 y esto sería en el '81 u '82. Soy padre de tres hijos, tengo un solo hermano, soy divorciado, tengo 43 años. Mi hermano empezó a jugar, también le gustaba mucho y mi papa me llevó de entrenar desde mi casa hasta la Matanza, que es como ir desde Maipú a Las Heras, todos los días. Y después a los 10 años me mandaron a probar a Vélez, con una cartita del técnico que decía “mando 4 jugadores y me los prueba”. Era una carta de recomendación porque este club de barrio trabajaba con Vélez.

Quedé en Vélez yo me mude y empecé a vivir a siete cuadras del club, y empecé a vivir el club como jugador. Te daban el carnet, en ese momento plata para hacerte socio no había, era la realidad, fue un momento duro, yo no vengo de una familia muy acomodada, vengo de una familia de laburantes, pero ese pequeño carnet me permitía ir al club todos los días, y como era vecino me dejaban entrar a la pileta y los veranos eran ahí. Y fueron pasando los años y llegué a novena división, hasta que en un momento hubo un quiebre, me llamaron de la Sub-17 y en poco tiempo llegué a Primera.

Prácticamente hice dos años en inferiores y ya debuté, demasiado joven. Y fue por circunstancias realmente importantes en lo deportivo, porque Vélez estaba disputando la Copa Libertadores, la cual ganó en ese año. Y por eso es que debuto, sino no hubiese estado nunca con esos jugadores. Bianchi dispuso jugarsela por la Libertadores y debuté el 24 de julio de 1994, en cancha de Vélez contra Deportivo Español. Perdimos 2 a 1.

De ahí con siete años en Vélez se me da un pase en el mercado de invierno, fue en el momento de De La Rúa, y era bueno buscar una salida. Después volví a San Lorenzo, tras estar cinco años en España, de jugar y no jugar, es difícil el fútbol español, y yo tampoco fui un jugador como para que me tengan en mejores clubes, estoy súper contento con la carrera que hice. Jugué contra Ronaldo, contra Zlatan, contra Ronaldhino, contra Overmars, y después obviamente jugué contra Maradona en el estadio de Vélez, pero estando en Europa si enfrenté de todo, realmente muy difícil.

- En el vestuario de san Lorenzo, ¿Qué te generó decidir que te ibas a retirar y luego ser técnico?

- Yo me enteré que no iba a jugar más en una clínica. Me avisan en la última intervención que me hicieron en la rodilla, me despiertan, y me dicen que no voy a poder jugar más. Intente jugar y la verdad no podía. La cancha era muy grande y se hacía muy lento. Me llamó Julio Falcioni, y me planteó la posibilidad de retirarme con un partido, así no me iba así. Y probamos una pretemporada. Y en un amistoso probé con anestesia en la rodilla un amistoso y funcionó, me pude insertar y me sentí lento, pero bien. Empezaron a pasar los partidos y así cuando me di cuenta estaba en el último capítulo.

Me retire en la cancha de Boca, campeón con Banfield. Conocí a gente excelente en ese club. Esto del agradecimiento constate. A los cuatro meses me llamo el presidente de San Lorenzo, y había renunciado el Cholo Simeone, y me pidió que entrenara.

Y de sentirme realmente entrenador no me pasó en San Lorenzo, llevar cosas pero desde otro rol, esos fueron los comienzos. Terminó el torneo y fue un alivio porque medio que no se si quería seguir con eso. Sabía mucho de jugador pero no de técnico.

Sobre sus entrenadores y sus enseñanzas

"Con la edad van cambiando las prioridades. Esta eso de la esencia de no cambiar nunca, y la esencia se mantiene o no se mantiene. Si uno lo hace forzado ya no está bueno. Uno tiene que seguir siendo de la misma manera. La realidad es que cambié muchas cosas, cambié muchos pensamientos. Como entrenador, ahí si me siento bien y cómodo, me siento a gusto. Todos los días se presentan temas, problemas, cuestiones que solucionar y todos los días es lindo y sigue siendo lo que elijo, para toda la vida".

- Tuviste muchos y muy buenos técnicos en tu carrera

- Estuve en los primeros pasos de Carlos Bianchi como técnico. Llegó a Vélez en el '93 y es gente muy buena, muy estricta, muy derecho. Un gran entrenador, un gran jugador, no se trabajaba como se trabaja ahora, cuando uno se pone a hablar, y a rememorar y hablamos a mi me gusta mucho hablar de todo lo que fue el fútbol. 

Y bueno, arranque como empiezan la mayoría de los chicos, despacito, jugando poco, en el banco y aprovechando cada minuto que me daban. Y recién en el año 95-96 que salimos campeón ya jugué unas 12 o 13 fechas y empiezo a jugar Libertadores y Supercopa en donde participo bastante.

Hasta que llega Marcelo Bielsa y revoluciona todo lo que era el mundo Vélez, lo que era en ese momento el club, por la forma de trabajar, porque venía desde México y con ideas totalmente opuestas, si se quiere, a lo que nosotros veníamos trabajando. Planteaba un fútbol totalmente distinto y los entrenamientos eran totalmente distintos también, y ahí tuve mucha mayor participación.

Tuve muchísima suerte en el fútbol, porque hay que tener suerte para tener tan buenos entrenadores como Edgardo Bauza, el Indio Solari, Carlos Ischia y los primeros pasos de Julio César Falcioni, quien a la larga fue mi último entrenador.

- ¿Es verdad que de todos se aprende algo?

- Si totalmente, muchas veces lo que aprendemos no es futbolístico, no tiene que ver con la táctica, no tiene que ver con sistemas de entrenamiento. Yo creo que las mejores personas del fútbol lo que te dejan es, otra cosa, es lo que ponen con el afecto, es lo que te dejan como ser humano. Porque en el fútbol más o menos lo que trabajamos es lo mismo, algunos mejor, algunos peor. La diferencia está en las personas

Hay algunos que no le fue bien en el fútbol,  y eso no quiere decir que no sean buenos como entrenadores, pero eran buena gente. Yo de cada uno me lleve lo que me dieron, lo mejor, su persona, su confianza, cagarme a pedos alguna vez. Sobre todo al principio, marcarme cual es el camino, para llegar a ser un profesional realmente.

Y me ayudaron muchísimo, y hoy en día, que estoy del otro lado y estoy en la posición que estuvieron ellos trato de estar cerca de los jugadores. Y yo sé que en la toma de decisiones, cuando uno saca y pone a un jugador, el cual se enoja y a veces tengo que hablar con alguno porque se enojó feo, y pasa pero para mi pasa a ser una relación familiar con el jugador.

Estoy lejísimos del contacto de autoridad, a mi si me importa saber de ellos, como están, porque muchas veces sin entrenan mal, es porque están comiendo poco, si se están separando, si están peleados con la novia. Acá me pasó y me cuesta hasta nombrarlo.

Yo el primer entrenador que tuve fue Bianchi, con un montón de cosas, hubo muchas cosas que hacía bien, pero era recto, y nos marcó el camino así. Y eso que en ese momento decíamos que tenía a los chicos así, pero después de grande lo agradeces.

Y uno hoy porque camina en otros tiempos y ve las cosas de otra manera con los chicos más jóvenes. Tengo muchos jugadores que tienen la edad de mi hijo, y con eso puedo entenderlos, mejor ciertas problemáticas que hay hoy, que no son las que habían antes, porque habían otras, hasta la manera de relacionarse que tienen con nosotros, lo que existe las redes sociales, y un montón de cosas. Que yo no estoy tan de acuerdo, y no me gusta mucho. A mi me gusta mucho más interactuar. Pero es la manera que hoy se relacionan.

Y hay que estar todo el tiempo actualizándose y también eso te da una gimnasia de estar con jóvenes y de entender qué les pasa en el momento. Porque la realidad es que todo ha cambiado, ya no es lo mismo que hace años, ha cambiado mucho. Y eso de decir, ahora es peor que antes, no ahora es distinto. Totalmente distinto.

Y antes los equipos eran otros, los partidos eran más lentos y los jugadores más talentosos, si se quiere. Los técnicos no eran tan famosos y en eso estoy de acuerdo, hoy parece el fútbol de entrenadores, es mi humilde opinión. Le dan demasiado crédito a los técnicos y me parece que los protagonistas siempre van a ser los jugadores, por suerte. Lo digo convencido aún cuando cuesta mucho disfrutar esta profesión. Cuando las cosas no salen empezas a rever todo y estás todo el tiempo pensando en el fútbol. El tiempo que si aprendí a dar pasión es cuando estoy con mis hijos, ahí si soy solo papá, y ahí puedo disfrutarlo.

Y tengo una persona de fierro que es mi hijo, que está en las buenas en las malas, en todas, que me banca en todas. Eso es lo más importante que tengo en mi vida, y después está el fútbol que también lo amo.

Me hubiese gustado estudiar algo, admiro a la gente que pudo estudiar y a la vez practicar un deporte, esa gente es lo más. La palabra no es envidia, porque no es sana. Yo terminé a duras penas en un secundario en la noche, pero con el tiempo fui entendiendo que como no pude estudiar me empezó a gustar mucho la lectura, y me fui haciendo autodidacta, porque sino el fútbol te saca muchas cosas.

Sus padres, su familia y sus vivencias

"Creo que como todo jugador, con mi ex mi mujer fuimos padres jóvenes, digo como todo jugador porque la mayoría lo somos. Ahora eso cambió un poco, pero antes eso era más normal, yo fui padre a los 24 años y bueno tengo un hijo que ya es adulto"

- ¿El fútbol te da una identidad?

- Yo me moría por jugar y por hacerlo bien, y también porque yo era el hijo del panadero del barrio, nosotros vivíamos ahí, la vivienda de la panadería era muy precaria, muy antigua y también era una posibilidad, que no la veía en esa época de esa manera, pero con el tiempo me fui dando cuenta que uno deseaba esto porque era una posibilidad también de ayudar y salir un poco.

Que no estaba mal porque nunca me faltó para morfar, mis viejos me dieron todo, todo lo que pudieron, sobre todo me dieron contención, me dieron amor, me dieron cariño, un hogar, eso es suficiente, pero también era una manera de ayudar a mis viejos.

Mis padres son gallegos y cuando pasé al Celta de Vigo, fui a los inicios del nacimiento de mis viejos. Ellos no son profesionales de nada, no estudiaron, mi mama terminó la secundaria, mi papá no, porque tenía que trabajar. Mi viejo vivió más la postguerra, tuvo una etapa donde la pasó mal de verdad con la familia y a los 18 años decidió venirse a la Argentina.

Mi mamá vino antes, pero en barco, a los 5 años y con la familia, a probar suerte. Entonces con mi hermano somos la primera generación de argentinos. Nacimos en una familia numerosa, mi mamá tenía ocho hermanos y mi papá otros tres. Toda gente gallega, hablando gallego, tomando como gallego y viviendo como gallegos. Y seguramente con mucho orgullo de serlo y de prosperar en un país que no era el de ellos, que sí es el nuestro y es el de nuestros hijos. Mi hijo Santiago vivió cinco años en España y ahí nació mi segunda hija, Valentina que tiene 14 años. Y en el 2012 nació Olivia, la última, acá en Argentina. Yo ya estaba retirado y fui padre más grande, más veterano.

- ¿Pero ahí en esa parte de tu carrera futbolística, lo disfrutaste?

- Si, yo digo que unos disfruta con el tiempo, porque es difícil disfrutar el momento en el fútbol. Es verdad que es todo inmediato. Nosotros ganamos 3 a 2 el lunes en cancha del Real Madrid y el miércoles jugábamos de nuevo y teníamos que entrenar, entonces cuánto tenés para disfrutar, 48 horas mucho, o ni eso.

Y nunca hubo tiempo en el fútbol, yo conocí todos los países de Sudamérica, conocí un montón de ciudades y la verdad es que no conocí nada, conocí muy poco. Quizá en algún viaje posterior o yendo para Argentina, algún lugar que me quedó, pude recorrer y realmente conocer.

La primera vez que vine a Mendoza fue en el '95, con Vélez,  para jugar un partido contra San Lorenzo. El primer entrenamiento fue en el Gambarte, pero en a pileta, y me acuerdo de la pileta porque nosotros no teníamos allá.

Pero la verdad que mirando hacia atrás estoy muy conforme con lo que fue mi carrera, hice todo lo posible para jugar, fui lo más honesto en el fútbol donde jugué, con mis compañeros, con los técnicos y con la gente, y sobre todo fui muy respetado por los hinchas, por los simpatizantes de los clubes donde jugué, y eso no vale campeonato, no vale dinero, eso vale todo.

El fútbol fue lo más lindo que tuve, fue mi salvación, me sacó de la calle, mi viejo laburaba mucho y a mi me gustaba callejear, por eso hoy es tanta la importancia de los clubes de barrio, por eso me van a escuchar siempre decir esto porque a mi me salvó de estar en la calle. Estar en la calle en Buenos Aires en ese momento era peligroso.

Sus palabras para aquellos que recién comienzan

"Yo siempre digo que los padres tienen que tener menos ansiedad. Yo me divertí de chico y luego empecé a ser profesional. Yo si puedo dar un consejo, que no me gusta darlo, es que se diviertan, que tengan disciplina, no responsabilidad. Este concepto de que disfruten es esencial, las responsabilidades vienen después, sí que tengan disciplina, que para llegar a un deporte de elite, tienen que esforzarse. Y también que sepan que van a sufrir. Hay que saberlo, si el chico tiene pasión por lo que hace lo va a seguir haciendo".

- ¿Es complejo el mundo del fútbol profesional?

- Los jugadores tienen precio, y hay que entender que las personas no tienen precio y en eso están los padres en acompañar, un rol protagónico, yo veo que los padres le gritan y le gritan, y el chico no va a ser mejor porque le griten.

Y me pasa en este plantel de Godoy Cruz, que son buenos chicos y tenés que acompañarlos, no solo como entrenador sino como formador, porque te llegan chicos de 18 años. Pero no se si llegan maduros para entender esta parte, como me ayudaron a mi en muchas cosas.

Yo me siento un afortunado, me siento un tipo más. Yo viví en Maipú porque me siento cómodo y estuve en lugares en donde no me sentí de esa manera, y por eso volví también, y estoy seguro que no me equivoque aunque estemos peleando todavía para encontrar el equipo, estoy seguro de que nos va a ir bien. Volví a Mendoza, porque la gente es respetuosa. Y ustedes son como son y eso está bien, es uno de los mejores lugares para vivir.

Yo daría un consejo nada más y es que hay que darlo todo, buscar todas las maneras de ganar, ir por todo siempre. Hay que vencer los miedos, los demonios en la cabeza y cuando lo haces es lo máximo. Nunca medias tintas, nunca.

Nunca me arrepentí por salir roto de una cancha, y bueno listo ya está. Esa noche la pasás mal y al otro día seguís para adelante. Es la esencia del deporte y del juego, es la esencia misma. Creo que es por lo que uno juega y es deportista. Ir a fondo e intentar de todas las maneras ser el mejor. Yo antes de salir a la cancha, miro para arriba y digo 'gracias'.

PRODUCCIÓN PERIODÍSTICA: Ailín Garro