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La pasión según mi tío

13 de julio, 2020 - 19:22

Los domingos seguíamos a mi tío. Donde fuera que él iba nosotros estábamos detrás suyo, calculando sus pasos como quien envenena el ambiente de los adultos.

Mi tío tenía una pasión oculta que muy pocos conocían.

Invertía gran parte del día en seguir a cuanto boliviano veía por la ciudad. Es más se hizo socio del Boli y hasta iba algunos partidos con ese propósito.

Pero ese día salimos como de costumbre detrás de él y caminamos hasta llegar a un arroyo. Nos detuvimos, porque él se detuvo y unos pasos delante de él, unos perros copulaban. Mi tío se descalzó y comenzó a hablarles a los perros, nosotros paramos la oreja, hicimos lo imposible por aguzar el oído, pero no llegamos a entender qué les decía. 

Después nos dormimos.

Al despertar, era mi tío el que dormía. Para entonces muchas hormigas cercaban a los perros en un círculo vicioso y ondulante. Cuando los animalitos percibieron a los insectos estos ya eran cientos, al cabo de unos minutos ya eran miles y costaba ver los ojos de los perros que seguían como si nada.

Para cuando ya las hormigas se habían comido a los perros, mi tío abrió sus ojos al mundo.

Jamás contamos lo que vimos, no hubiésemos sabido cómo hacerlo y por dónde empezar.