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El Gula Aguirre, aquel que dejó su sello en el Tomba y el Millonario

En la previa al encuentro entre Godoy Cruz y River por la Liga Profesional, el ex mediocampista habló con El Ciudadano sobre su pasado por ambos clubes

19 de marzo, 2021 - 17:55

No hay dudas de que Martín Aguirre es un futbolista muy querido en River porque a base de humildad y compromiso fue parte del equipo que logró regresar a la máxima categoría del fútbol argentino en el 2012.

Mas allá de eso, la carrera futbolística del Gula Aguirre fue corta pero buena. Antes de vestir los colores rojo y blanco, realizó gran parte de su trayectoria en clubes del interior: Bella Vista de Bahía Blanca, ciudad de la cual es oriundo, Santamarina de Tandil y Villa Mitre. De ahí a Godoy Cruz para destacarse entre el 2007 y el 2009 y recalar posteriormente en Olimpo en el 2010.

A sus 33 años, el bahiense le puso fin a su etapa como profesional, luego de luchar casi dos años con problemas físicos tras la lesión sufrida en un Superclásico, en octubre de 2012, cuando se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla izquierda. Esa lesión lo obligó a alejarse de las canchas y tener que ponerle fin tempranamente a su carrera, que tuvo su pico máximo en el River de Matías Almeyda, siendo una pieza clave para el ascenso en el 2012, tras disputar una temporada en el Nacional B.

La última vez que pisó una cancha fue el 3 de junio de 2015, en el encuentro por Copa Argentina ante Liniers de Bahía Blanca. Esos pocos minutos en el campo de juego le valieron para su vuelta y despedida del profesionalismo porque el 30 de junio de ese año colgó los botines definitivamente.

Desde su casa en Bahía Blanca, el Gula habló con El Ciudadano y recordó sus momentos vividos en Godoy Cruz, su pasado en River y las lesiones que lo asediaron en el último tramo de su carrera que lo obligaron a retirarse.

-¿Qué recuerdos tiene de su paso por Godoy Cruz?

- Los mejores recuerdos porque fue mi inicio a la era profesional. Un trampolín muy grande para hacer mis primeros pasos en primera división, logrando el ascenso con el Tomba y dejar de sufrir en el Nacional B. El club estaba muy venido abajo desde lo institucional y en lo estructural, también. Estaba Sergio Batista de entrenador. Después, tuve a Diego Cocca. El Gato Oldra fue quién me abrió las puertas para jugar en el Tomba. He dejado muchos amigos y estoy en contactos con varios de ellos en un grupo de WhatsApp. Tanto en mi vida personal como futbolística, fue de los mejores grupos que tuve.

- ¿Qué enseñanza le dejó haber pasado por el Tomba?

- La verdad que enseñanzas tengo varias. En lo futbolístico, estar y conocer lo que es jugar en un equipo del Interior. Enfrentarte a los conjuntos de Capital Federal y especialmente, con los denominados grandes. Y darte cuenta de la diferencia que existía en cuanto a la cuestión arbitral y la cobertura periodística. Con Godoy Cruz tenias que hacer un campañon para estar en los principales medios de comunicación. Después, aprendés a convivir con las necesidades de tener campos de juego para entrenar. En esa época, el Tomba no tenia un predio con el de hoy (Coquimbito). También, los valores que hemos conformado en los grupos con Daniel Oldrá, Batista y Cocca muy comprometidos con el club. La misma provincia te deba un sentido de pertenencia muy lindo, que luego se transmitía en el compromiso que teníamos con la entidad. En la vida privada, mis hijas nacieron en Mendoza y se criaron allí, con eso te digo todo.

- Te tocó vestir la camiseta de River en el momento más difícil de su historia en el Nacional B.

Recuerdo que llegábamos a Ezeiza y nos cambiábamos en sillas de lona y se inundaba el gimnasio, a ese nivel estaba River en cuánto a lo estructural. Y fue poner el pecho y jugar. Sabíamos que teníamos un año muy duro en el Nacional B e iban a ser todas finales. El compromiso en su momento del Chori Domínguez, Fernando Cavenagui, Daniel Vega que se quedó para lograr el objetivo. Fue un año de mucho stress para todos y en el momento más difícil para jugar en River. De Matías Almeyda, el entrenador, tengo los mejores recuerdos y hasta hoy mantengo relación con él. Es muy carismático y de comprometerse de entrada con el club. Su primer paso fue dejar los botines y agarrar el buzo de entrenador en un momento y lugar que no cualquiera lo hubiese hecho. Él lo hizo y logró el ascenso a la primera. Está poco valorizado lo que consiguió. Me parece que fue muchísimo lo que logró. Muy estratégico para armar su cuerpo medico y técnico. Lo quiero mucho a Almeyda. Es muy noble, trasparente y frontal.

- ¿Cómo manejó la situación de su retiro producto de las lesiones?

- Fue la parte mas difícil. En el 2015 veía que no tenía solución a mi problema en la rodilla. Fue la decisión más difícil que tomé en mi vida después de tantos años de terapia. Recuerdo que hui de River porque no quería saber mas nada. No me despedí de los muchachos personalmente, lo hice a través de una red telefónica. Me produjo mucho dolor y no lo aceptaba. Marcelo Gallardo me ofreció quedarme a trabajar en su cuerpo técnico, pero estaba muy angustiado y necesitaba irme a mi ciudad porque vivía muy sobrepasado y tenia mucho dolor. Me llevó un par de años aceptarlo y fue muy difícil el camino. Tenia 33 años y sabía que podía dar mucho más. Fueron años de mucho dolor y tránsito de pesadez existencial. Toda la vida hice ese deporte y uno se jubila por el físico. Yo siempre le digo a los chicos que más allá de la pasión por el futbol, busquen una vocación paralela en cuanto al estudio que puedan desarrollar luego de su final deportivo.