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Como si fuera una serie de Netflix

Gloria y recuerdo para ese equipo gallego que fue de Primera División y aparecía en los puestos de arriba y hoy vegeta en la Primera C metropolitana

14 de abril, 2020 - 18:41

Gloria a aquel Fernando Donaires goleador, a Pedro Rafael Catalano, longevo que atajó hasta que se puso canoso; a ese José Batista, el 4 uruguayo que la rompía siempre, parecía humorista de Telecataplum o guitarrón de Zitarrosa pero las clavaba siempre de tiro libre; Lorenzo Ovidio Ojeda, que te miraba de reojo con cara de malo; Rafael Aníbal Luongo, que jugó en el Ciclón y pegaba sin permiso; a esos dos cracks José Pepe Albornoz y Carlos Julio Bustos, que vinieron desde Córdoba y le daban jerarquía a esos caballeros rojos de Bajo Flores.

A Basavilvaso, el mostaza que después fue al Ciclón y dejó a un hermano jugando. Al Gallego Martínez que usaba bigotes a lo charro, parecía viejo y como curiosidad era el padre del Burrito; a Germán Martelotto, una suerte de Pimpinela con talento cordobés; al gran Puma José Luis Rodríguez, wing a la vieja usanza; al gran arquero Campagnuolo; al mendocino Gustavo Orellano, a Corpache, nombre de bandido de western spaghetti y que se llevó sus armas (o goles) al fútbol de Finlandia. A Walter Parodi, el melena goleadora. A Raúl Peralta, que jugaba indefectiblemente con cabeza levantada. Al Toti Veglio, crack con mayúsculas en Boedo y la Boca y debutó en ese club. Al doctor Bilardo, que desde ese sitio del Bajo Flores hizo historia en La Plata.

A López y Cavallero en la dupla bancaria. A estos y tantos hombres cuyos nombres y apellidos parecían detenidos en los años 40. Gloria a Deportivo Español, en algún momento Unión Española, de Primera, gran protagonista de los 80 y 90 hasta que al tal Ríos Seoane se le acabó el crédito. Era simpático, no creo que tuviese algún hincha en el Interior, pero ya se sabe que con los chicos hay mayor empatía. Era como si El Chilcal le ganara al Tomba o la Lepra.

Así era ese equipo gallego, enorme  atracción a las 21 de cada viernes por la noche como si fuera  una serie de Netflix, porque le ganaba con sus argumentos y su Bieckert en el pecho, a nuestra simpatía, a Boca, Racing y aparecía como quien no quiere la cosa entreverado con su furia española a la argentina, en los puestos de arriba.