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César, el hombre que le permitió volver a volar al Cóndor Torrico

Conocé al médico mendocino que operó al arquero de San Lorenzo, quien a los 41 años sigue estando muy vigente en el fútbol argentino 

01 de mayo, 2021 - 08:53

La amabilidad con la que entabla por primera vez la conversación hace que todo sea mucho más ameno. “Tengo que operar a las 4 de la tarde, pero por ahí se retrasa, así que te aviso y hablamos”, el hombre en cuestión es un especialista en miembros superiores, que desde el anonimato ayudó a un sin fin de deportistas a seguir haciendo lo que mejor hacen y de esa manera prolongan sus vidas útiles al servicio de una disciplina.

Este mendocino, hijo de Rufino y Cristina; hermano de Mariel, Miguel, Facundo, Juan Pablo y Matías; esposo de Jorgelina y papá de Rufino, Trinidad, Justina y Felicitas no duda en afirmar al detallar su familia: “Nosotros no nos andamos con chiquitas”, mientras larga una carcajada.

César Ruiz fue un apasionado jugador de rugby, un prolijo estudiante de medicina, que hace poco más de 20 años el amor lo llevó a Buenos Aires, donde hoy vive, aunque aclara: “Lo único que te pido es que no me digas que soy porteño. Bien mendocino, de hecho cada vez que puedo vuelvo”.

César es quien operó hace unos meses a Sebastián Torrico, el arquero mendocino de San Lorenzo, que había sufrido una dura lesión en el hombro. Y que hace poco tiempo volvió a ser titular en el Ciclón y con actuaciones descollantes  que lo llevaron a las portadas de los diarios.

En familia. César junto a sus padres y sus hermanos, solo falta Mariel, quien vive en París hace un tiempo.

- ¿Cómo fue tu experiencia con el deporte en la provincia, antes de dedicarte a la medicina?

- Jugué al rugby en Teqüé toda la vida y también tuve participaciones en el seleccionado mendocino. Luego hice mis estudios de facultad de medicina allí y realicé mi residencia en el Hospital Italiano y en la Clínica Santa Rosa. Después me enamoré de mi novia en aquel momento, que hoy es mi señora, y me vine a vivir a Buenos Aires hace más de 20 años. Hice la residencia acá, luego una especialización en miembro superior, después viajé a Estados Unidos y me especialicé en hombros y codos, que es a lo que me dedico actualmente.

- ¿Y antes de Torrico operaste a otros atletas de alto rendimiento?

- Operé a muchos deportistas en mi vida, pero es la primera vez que opero a un cóndor (risas). Yo fui médico de Godoy Cruz durante cuatro años, medio de suplente digamos, pero ahí lo conocí a Sebas y entablamos una especie de amistad. Es una persona que todo el mundo lo quiere, es terriblemente humilde y con una conducta para el entrenamiento admirable.

- ¿Cómo fue el proceso de rehabilitación de Sebastián?

- La realidad es que no habían pasado ni 24 horas y ya me estaba pidiendo ejercicios para hacer. Hay ciertos tiempos biológicos, pero fue muy obediente en los pasos a seguir. La gente de San Lorenzo me vino a buscar y fue una alegría muy grande que el tiempo nos haya juntado nuevamente, aunque sea en esta circunstancia.

-¿Qué fue específicamente lo que tuviste que realizarle?

- Torrico tenía tres lesiones juntas, en otras palabras tenía todo el hombro roto. Estamos hablando de una persona de 40 años que llevaba 25 de esos años tirándose sobre ese hombro. Se luxó y se le rompió el labrum, además se había roto el bíceps y el manguito rotador. Le hicimos una artroscopia con el médico del club y realmente quedó muy bien. Hizo todas las rehabilitaciones que se le pidió.

-¿En algún momento pensaste en que no se recuperaría y tendría que dejar la actividad?

-La diferencia entre un deportista y otra persona está en lo mental. No lamentarse y hacer todo lo que esté a su alcance para rehabilitarse.  Habitualmente les digo a mis pacientes que los límites se los ponen ellos. Sin dudas que hay distintas lesiones, no es lo mismo operar a un paciente de 20 años que a uno de 80. El objetivo es lo importante.

-¿Atendés a otras figuras conocidas del mundo del deporte?

- Sí, los deportistas que más se lesionan los hombros y codos, mi especialidad, son rugbiers y tenistas, también algunos nadadores. Por mi historia, estoy bastante ligado al rugby todavía porque tengo a mi hijo de 12 años que juega y de hecho lo entreno.

-¿Le pediste alguna camiseta a Sebastián para tenerla de recuerdo?

- Él me trajo unos pantalones de regalo sin que se los pidiera. Nunca me gustó pedir, la gente se les acerca habitualmente a los deportistas por el cholulismo, pero yo intento tener un perfil más relajado, de invitarlos a tomar un café y esas cosas.