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El tesoro de los inocentes

17 de marzo, 2020 - 19:11

Aquel simbólico premio por venir al mundo y que recibía tu mamá. Aquel pago del Ratón Pérez por tu producción de dientes de leche. 

Ese regalo de tu padrino en tu cumpleaños de 8. 

El rejunte para uno de dulce de leche y chocolate y “¡nunca de menta, por Dios!”, que cada siesta sanjosina el Colorado o el Tano banfileño de Helados Ceferino traían en su motocarro. 

El seguro del espectador cuando entrabas a la cancha con tus amigos del barrio, hasta que un día ya fue hora de juntar varias más para pagarte una entrada. 

El arma más a mano de la ‘popu’ o el ‘gallinero’, cuando al que le levantaban el brazo era al que había perdido y con el robo consumado al idolatrado púgil. 

O cuando la película era un bodrio. O cuando el afamado cantante tocaba apenas veinte minutos, a las apuradas y con menos onda que la crema Pantene. 

Cuando la alcancía de la revista Anteojito tenía utilidad. Aquella lección del ahorro como base la fortuna, que no sabemos su efecto ante tanta devaluación. 

Ese sabor numismático de tragármelo a los 6 y entre la conmoción ajena y el susto propio navegó un par de días, mar adentro. 

Ese que durante años colmó un frasco y una mañana haciendo limpieza redescubrís en un rincón. 

Y allí están el medio jornal de tu abuelo, el ahorro de tu viejo para unas vacaciones a Carlos Paz, la mano de tu mamá juntando para la manteca que derivará en ese bizcochuelo que nunca más, pero nunca más, probarás. 

La propina de tu hermano por llevarle el changuito a una señora en el supermercado ASA. 

El pasaje para el cole, o el de tu otro hermano para ir a laburar en su primer empleo, en la casa de rectificaciones. 

El “tomá para un chocolatín o la tortita” que tu hermana te dejó para que comprés en un recreo. 

El “a cinco, a cinco, a cinco” de un vendedor ambulante en la calle o en el Malvinas Argentinas. 

El chelín, el penique, el cospel, “la monedita por amor de Dios”, el deseo de un sueño en la fuente de la Plaza Independencia. 

El paso del tiempo. El General San Martín tallado a mano. 
El vuelto, el pago, el mal pago, el rompedor de bolsillos. El dilema de Susana Giménez. La canción de Vida de Fito Páez, la de Litto Nebbia y Huinca. La Casa de Gobierno de Chile. El sueño hecho y deshecho. 
El tesoro de los inocentes.