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Y sus brazos como dos remos

Guillermo Pfaab no la tuvo fácil, pero se sobrepuso para hacer una carrera notable en el remo nacional

10 de julio, 2019 - 21:50

“La historia de mi hermano es una prueba de superación constante”, dice Enrique Pfaab, el escritor y periodista y no oculta la emoción al referirse a Guillermo.

Pancho, como lo llaman, fue uno de los deportistas más destacados de nuestros país. Iniciado en el remo en 1983, cuenta que al subirse por primera vez a un bote ganó. Devolviéndole una pared a su hermano, dice que fue un 11 de setiembre. “Lo recuerdo bien, porque es el cumpleaños de Enrique”.

“En la segunda salí último”, agrega riéndose el hombre que nació el 11 de octubre de 1968 en Bariloche. Pese a algún intento con el fútbol, hándball e inclusive el básquetbol, Guillermo Pfaab se dedicó al remo, deporte en el que hizo una carrera extensa e importante, con  participaciones importantes en varios Panamericanos y Juegos Olímpicos.

“Cuando empecé no era consciente adónde quería llegar. Soñaba viajar a competir, porque Bariloche estaba un poco aislado. Ya era una proeza competir en Buenos Aires; el único lugar para competir era allá”, asevera.

“En Bariloche, por varios motivos salieron muchos remeros. El remo es un deporte muy chico, que hayan salido de un mismo club cuatro o cinco de selección es un montón. Llegar a una selección es pasar por varios filtros, selectivos, convocatorias hasta que vas quedando”, sostiene en relación a la camada de buenos deportistas que dio la ciudad rionegrina.

Con Ibarra y Demiddi como espejos adónde mirarse a Pancho le llegó la primera convocatoria a la selección en 1985. “Fue la primera vez que se  hizo un proceso selectivo en enero para poder correr en noviembre, a un sudamericano juvenil para menores de 18, en Porto Alegre. Allí ganamos”, rememora el barilochense.

Las buenas actuaciones tanto individuales como en timonel 8 hacían presagiar que tendría una gran actuación en los Juegos Olímpicos de Seúl que se celebraban en 1998. Una visita médica por un resfrío generó una consulta por la molestia en un testículo. "Mañana te operamos", escuchó del médico, quien no dudó en absoluto al detectarle un tumor. 

“Yo pensaba que después de la operación iba a viajar igual a Seúl. Volví a casa me empecé a mover. Pero la quimioterapia me fue volteando y no me permitió volver tan rápido como yo me lo imaginaba”. Sí, chau Seúl.

“Me llevó ocho o nueve meses para volver a remar. Un año y medio tardé para volver al nivel que tenia hasta ese momento. En el 91 empecé a mezclarme con los compañeros que tenían ese nivel de antes”, narra sobre aquel delicado momento. Pancho Pfaab zafó y volvió a la alta competencia. Fue en los Panamericanos de Cuba adónde logró una Medalla de bronce .

“Lo de Cuba nos posibilitó viajar a Barcelona. Fue una casualidad lo de la medalla, porque habíamos quedado cuartos, pero hubo un caso de dóping y quedamos terceros. Ganó la pareja de México. No llegaba del todo bien, pero fue un envión para ir a Barcelona”.

Era 1992. Los juegos en los que brillaron Jordan y el Dream Team de la NBA, Javier Sotomayor, Magic Johnson, Carl Lewis hasta la canción oficial de Freddy Mércury y Montserrat Caballé.

“Los de Barcelona fueron un hito para todos. En cuanto a organización y sitios. Hoy hay muchos avances, pero esos JJ.OO para la época en que se hicieron y comparados con los siguientes, fueron de calidad. Veníamos de las épocas del boicot en el 80’ y 84’ y los Seúl más o menos. Por eso el del 92’, entre los deportistas de un nivel superlativo y organización fueron de mucha calidad”.

“Fue una bisagra. Las principales marcas se dieron cuenta que era un evento realmente muy importante, una imagen para vender. Todos los deportes vieron la posibilidad de empezar a venderse, aun en los deportes chicos, que no fueran solo básquet o fútbol.

En su tránsito, Pfaab vivió luego otros panamericanos y JJ.OO, y reconoce que el remo tomó gran impulso en 1995. “La caída del Muro de Berlín influyó. Los alemanes del Este, tenían el monopolio de la información, los materiales y cuando cae el muro, toda esa gente se distribuyó por el mundo.

Acá repercutió favorablemente, porque allá en Alemania el remo es casi tan importante como el fútbol. Pierden en 8 (con  timonel) y los putean casi como si fuera la selección de fútbol. Esos conocimientos fueron muy bien asimilados en nuestro país”, recuerda.

“La creación del ENARD contribuyó a los buenos resultados”

Pancho Pfaab (hoy entrenador en el Club San Fernando de Tigre) hace un balance de su experiencia y no duda en afirmar que la mejor etapa en el remo se dio en 2011.

“La creación del Enard y las becas contribuyeron a que se lograran muy buenos resultados”. El ya era entrenador, aunque unos años antes, en 2008, sufrió otra dura experiencia.

“Tuve un ACV por un tema congénito. Esto derivó en una intervención cardiaca. Esta fue dura porque no estaba solo, sino que detrás tengo una familia”, relata.

“Soy el ejemplo de los antisalud porque tuve de todo, pero sino hubiera remado mi cuerpo hubiera sido otro”, confiesa el otrora deportista que dejó la actividad en Winnipeg en 1999. Pese a las vicisitudes, literalmente, Pancho supo remarla para ser un referente ineludible en la actividad nacional y sudamericana.

La opinión del hermano, Enrique Pfaab

Si hubiera podido elegir a un hermano, hubiera elegido a Pancho. Y si no hubiera sido mi hermano, hubiera intentado ser su amigo. No hay otra persona en este mundo que haya sido mejor ejemplo para mí de superación personal, de esfuerzo, constancia, solidaridad, honradez.

A pesar de que la distancia nos impide un contacto más fluido, siempre hemos sentido una profunda conexión.

A él es a quien llamo primero para contarle mis dolores más intensos y mis alegrías más profundas. Y con él me unen esas dos emociones, que solo nosotros dos entendemos. Pancho es mi familia primera, toda ella. ¿Qué más se puede pedir de un hermano?