|11/03/19 07:33 PM

Y una camiseta cruzada que le enamora los sueños

18 de marzo, 2019 - 19:34

En una barriada cualquiera, el atardecer de un potrero es testigo del nacimiento de muchos cracks, pero sin representantes ni prensa.

Son los guachines que no practican fútbol sino que juegan a la pelota. El Noah es uno de ellos. Gorrito con visera, pantalón corto de cualquier talle, zapatillas de moda y con origen desconocido, mirada pícara y cómplice a la vez, y una camiseta cruzada que le enamora los sueños.

Y mientras imagina hacer un gol con la camiseta de Maipú en ese arco de palos, despierta admiración en los viejos que detienen sus bicis para ver a ese pibe que la descose.

Se juega la vida en cada pelota porque para él sólo existe el hoy, el mañana es un horizonte muy lejano en sus proyectos. Mientras tanto ahí está… gambeteando rivales con movimientos de cumbia, yendo al piso sin dudar en cerrar los ojos y meter la cabeza contra el pie del rival, apretando los dientes.

La vida de Noah pasa por esas picadas de “el que hace el gol gana”. Alguien dijo que se juega como se vive y el pibe tiene la magia de lo sencillo y la garra del que tiene que meter el doble porque nadie nunca le ha regalado nada.

En pleno potrero reclama de forma vehemente que recuperen los minutos perdidos y que se siga jugando aunque el sol ya se haya escondido en la cordillera y el partido se deba terminar a oscuras. Exquisita capacidad humana del chaboncito; la de poder observar cuando nadie puede ver.

Cada domingo, Noah se mete junto a la banda botellera a la fortaleza de Vergara, escabullido entre los bombos y los trapos. No para de saltar ni un segundo, mientras desde lo más profundo de su ser, sabe que tiene muchas cualidades y amor por la camiseta, para ser uno de los once titulares del Gringo.

Ojalá llegues Noah. Ojalá salgas del camarín y veas esa cancha que tanto amas desde otro lugar. Que levantes la mirada y veas en los cuatros costados a todos aquellos que alguna vez saltaron a tu lado en la tribuna… Que nunca te lleve puesto un código de convivencia por bañarte en un canal. Porque todos sabemos, que si se juega de igual a igual como en el potrero y con las leyes del barrio, este partido también lo podes ganar antes de que se te venga la noche.