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Las cartas de Alfaro y Gallardo para el día del juicio final

Boca y River jugarán el martes 22 de octubre el partido más importante del año. Por este motivo los entrenadores guardarán sus mejores cartas con la idea de mantener la incógnita hasta el día del partido. Pero, ¿cuáles son esos jugadores claves?

18 de octubre, 2019 - 09:01

El panorama de Boca no es bueno, pero tampoco es imposible para revertir la serie. En el seno del plantel saben que deben tener un partido perfecto. Que no se les puede escapar ningún detalle futbolístico. Por este motivo, no quieren dejar nada librado al azar ni mostrar su estrategia de juego.

Por el lado del millonario, la perspectiva es diferente. Llega más relajado con el resultado a su favor. Y con un andamiaje más firme. Un equipo aceitado y que juega de memoria. Por tal motivo, difícilmente Marcelo Gallardo haga cambios con respecto al once que ganó en el Monumental.  Aunque mantiene una duda para generar  expectativa hasta una hora antes del comienzo del partido que será a las 21.30. Matías Suarez o Ignacio Sccoco para acompañar a Rafael Santos Borre en la delantera.

Hoy la pulseada la ganaría el ex Belgrano sobre el rosarino. Para el técnico Sccoco es una tentación pero no se dejará llevar por un momento determinado sino que respetará la regularidad de cordobés.

En cuanto a Gustavo Alfaro  delegó parte de sus responsabilidades para definir el equipo, Abrió el juego para incluir a su “abanderado” Carlos Tevez, como lo definió ni bien asumió su cargo de entrenador, y le cedió el poder central del armado del once. Pero no solo lo consulta para definir la manera de jugar, sino que además  lo utiliza como la carta más importante que le queda para buscar una final.

Para el entrenador cederle el timón del barco al emblema es un manotazo de ahogado. Pero sin dudas que quiere morir con las botas puestas y con el “Apache” en cancha. Con él en el once titular las críticas no serían tan duras en caso de una derrota. Es más, se diferenciaría del  ex entrenador Guillermo Barros Schelotto, quién dejó al ídolo 115 minutos en el banco de suplentes en la final de Madrid.

Durante la última semana el plantel xeneize se concentró en un hotel de Puerto Madero y trabajó en doble turno en el complejo Pedro Pompilio. Alfaro probó diferentes esquemas  Arrancó con una línea de 5 defensores y después volvió a su esquema preferido, con cuatro en el fondo. Estos cambios repentinos son muestras de la desconcertación en la que deambula el técnico. Está inseguro por eso prueba y prueba. No tiene nada definido y tiene muy pocas certezas. La única seguridad que tiene es que el arquero va a ser Esteban Andrada.

En tanto, el conjunto de Núñez no cambió su plan de entrenamiento porque el viernes pasado le tocó jugar ante Almagro por Copa Argentina.  Es más, Gallardo utilizó ese encuentro para poner en cancha casi el mismo equipo que superó a Boca con la inclusión de Nacho Scocco por Suarez y de Javier Pinola por Paulo Díaz. La única conclusión negativa que sacó fue que Juan Fernando Quintero no está para ser titular en la Bombonera. El colombiano regresó a las canchas tras siete meses de recuperarse de una rotura de ligamentos.

El técnico considera que es muy pronto para que juegue de entrada aunque contará  con él para utilizarlo en el segundo tiempo sí es necesario. Y mal no le fue con esta idea de resguardarlo, ya que su ingresó en el complemento en Madrid fue vital para el triunfo y la obtención de la cuarta copa libertadores. Quintero es una carta vital para el recambio.

Todo lo contrario pasaría con Tevez en Boca. Al fin de cuentas, el entrenador cumplirá la profecía de que Carlitos sea la bandera de este Boca necesitado y urgido de revertir un resultado adverso.

Ante la desesperación de cómo sacar la serie adelante,  Alfaro apostará a los experimentados y a los caudillos para que sean los salvadores. Sí le sale bien es doblemente satisfactorio para él y para el 10. Mantendrá su cargo y tendrá la posibilidad de que Boca juegue por segundo año consecutivo una final de copa. Además, fortalecerá la relación con su emblema  y caminarán juntos a la par de cara a la séptima.

Si Boca no logra el objetivo planteado para el 2019 Alfaro dejará su cargo  y la renovación del contrato de Tevez dependerá del día a día.

En el plano institucional el partido definitorio tendrá un impacto diferente en cada club. El que más tiene para perder será la entidad precedida por Daniel Angelici. Si avanza a la final el oficialismo se presentará en las elecciones a presidente del  8 de diciembre más aliviado y con grandes chances de quedarse por cuatro años más en el poder que alguna vez tuvo el actual presidente de la Nación, Mauricio Macri. Caso contrario, el castillo se derrumbará. La derrota le generará un nuevo sismo que se llevará puesto al cuerpo técnico, a varios jugadores de la vieja camada que son parte de los que perdieron la final el año pasado y, obviamente, a la dirigencia.

Por el lado del millonario, la eliminación contra Boca no generará más que un duro golpe, no será  tan alarmante como en Boca. Otro será el impacto. Ningún dirigente pegará el portazo. Y todo seguirá igual hasta diciembre de 2021 cuando termine la gestión de Rodolfo D’Onofrio. Salvo que allá alguna eventualidad pero no será producto de una derrota ante su archirrival.

El cuerpo técnico se mantendrá hasta fin de este año y luego hará una evaluación como hace todos los años.  Una eliminación no moverá el amperímetro tampoco para los jugadores del plantel que serán respaldados por esta dirigencia. Todo esto se debe a los logros obtenidos en estos más cinco años de Gallardo como director técnico.

El martes será el día del juicio final. Boca apostará a la fe y a sus individualidades para marcar diferencias. Y buscar el milagro. River apelará a su buen funcionamiento, a defender la diferencia lograda de local, a la regularidad de sus futbolistas y al espíritu colectivo. Una victoria para Boca será resurgir de las cenizas, resucitar. Para River, el cierre de un ciclo súper exitoso, el fin de una etapa de oro. Ahora, una eliminación para el millonario será un duro golpe, nada más que eso; y para el xeneize, tocar fondo nuevamente, una catástrofe.  El resultado dará su veredicto.