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Piden estudiar a fondo la cadena de valor del vino

Es en respuesta a la sugerencia de que la industria busque un punto de equilibrio considerando el precio del vino.

07 de diciembre, 2020 - 10:26

Todos los componentes que conforman la cadena de valor del vino deberían ser objeto de un estudio profundo con el fin de que los beneficios de la industria alcancen satisfactoriamente al productor primario. 

Así lo planteó Gabriela Lizana, titular de la Asociación de Productores del Este Mendocino, Aproem, luego de que saliera a la luz la advertencia sobre que las buenas noticias del vino argentino podrían finalizar.

La línea de corte podría producirse si la industria no encontrara en lo inmediato un nuevo punto de equilibrio luego del buen año que ha tenido producto de vender vinos a bajos precios. Lo que produjo que el consumidor eligiera nuevamente a una industria que hace tiempo busca formas de conquistar mercados.

La razón indicaría que para mantener el espíritu alto no se debería caer en la tentación de subir demasiado los precios, mas aún cuando las existencias han caído de unos 8 meses de stock a casi 4.

Sin embargo, Liazana planteó que en forma similar habría que iniciar una conversación en la gran mesa vitivinícola argentina mencionando el valor de la botella, del corcho, de las etiquetas, entre otros insumos necesarios para que el vino llegue al consumidor.

“En la mesa vitivinícola se piensa que el punto de equilibrio positivo para la industria es cuando el precio del vino es barato para el productor y que eso en realidad se refleja en los precios de venta y a veces comparativamente con la cerveza. También que cuando inicia una recuperación de precios por falta de stock de la materia prima, que en este caso es el vino, se corre el riesgo que caigan las ventas”, expresó.

Según Lizana ese es el punto considerado donde nace un error fundamental: “Porque por no hacerse un análisis de la cadena vitivinícola, como ocurre en el resto de las cadenas agroalimentarias del país, de los costos, de la rentabilidad, un estudio profundo, lo más fácil para ajustar es la materia prima vino”.

“No importan los costos y la rentabilidad del productor, importa la industria en su totalidad y todo ese peso cae solamente sobre el sector productivo como si fuera el único insumo. Por eso es necesario seguir insistiendo en esto, en realizar un estudio minucioso de la cadena vitivinícola y poner a la vista los distintos eslabones con sus costos de rentabilidad, no solo el de los productores y ver todo el resto”, insistió.

Al momento de ver todos los insumos necesarios del sector “por ejemplo se podría observar el hecho de que haya un monopolio u oligopolio para otros insumos y eso incide también en la cadena y en el equilibrio final que se busca”.

“¿Por qué solo el vino debe pensarse como la variable a ajustar un precio hacia abajo para que no influya en el precio final, cuando solo representa entre un 7 y un 6 por ciento del valor del producto en góndola? ¿Por qué no ajustan otros eslabones, incluso los impuestos o el valor de la botella, del corcho, de la caja, de la distribución o el margen de los comercializadores?”, cuestionó.

Para Lizana entonces llegaría el momento en el que quedaría claro “quienes ganan en esta industria más y quienes pierden siempre. Sólo así podríamos redistribuir el ingreso para que todos los eslabones puedan sustentarse. Si no la cadena se cortará por el eslabón más débil representado por el productor que ya no soporta más”.

“Nos pide siempre ser quienes sostengamos todo el andamiaje de la industria total. No es justo. Un día vamos a regalar la uva y el vino seguirá subiendo en las góndolas”, alertó.