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Nueva sangre del vino: enólogos "rebeldes" se organizan por el cambio

La nueva generación de hacedores mendocinos ya está pensando la manera de mejorar varias condiciones para la industria de la milenaria bebida. Comenzarán por el Este de la provincia cuyana.

21 de octubre, 2021 - 16:26

A pesar de miles de años transcurridos, muchos siguen apostando a la numerología o la cabalística para brindar una explicación a sucesos que, aunque no lo parezcan, en un momento dado, en un segundo, cambian el rumbo de la historia. Y con un nuevo sendero cambian el mundo.

Tratan de mejorar las cosas, dicen. Al menos con una nueva aventura que, aunque no lo adviertan sus protagonistas, ya parece haber germinado antes que busquen darle forma. La figura parece ya esculpida.

 

 

Son seis. En los libros antiguos se cita al hombre como el número 5. Al primero referido con el que no se nombra. Y al 7 con Dios. El 7 es un número poderoso. Habrá que ver si hubo un séptimo hijo. Disimulando similitudes, mancillando, sólo un poco, al entendimiento ortodoxo, diríamos que fueron seis los enólogos que levantaron ayer el puño. Fue en San Martín donde, emocionados, cerraron filas en cuanto a producir varios cambios, desde culturales, políticos, conceptuales y hasta hedonistas con el fin mostrar un nuevo modelo para el vino

Con un slogan en mente –la “revolución del Este”- a pesar de que uno de ellos es de Guaymallén –el resto del Este de Mendoza–, decidieron el buen momento que están atravesando en cuanto a presencia en góndola de sus productos.

Se trata de Leonel Cabriyana (31), de Amuleto Wines; Lucas Crotta (29), de la bodega con su mismo apellido; Lucas Niven (37), quien acuña los vinos Pala Corazón; Leonardo Barzola (34), de Barzola Wines; Andrés Albarracín (38), de bodega Vizcachera, y David Palma (45), del Plan Bonarda de la Municipalidad de General San Martín.

 

 

Alguno más irreverente que otro más recatado, todos quieren que la Zona Este, como principal productora vitivinícola del país, vuelva a tener el prestigio de antaño. Para botón de muestra cuando, hace unos 80 años, en el Este se fraccionaban casi todos sus vinos.

Aseguran que es posible recuperar la gran imagen que tenía la región que ya ha ensayado muchos nombres, aludiendo a un valle que no es y el actual “Tierras del Este”.

Y remarcaron la buena presencia que la región tiene en las góndolas pero se quejaron de la falta de imagen de la vasta área de vides, bodegas, vinos y una experiencia cultural y turística que aseguran poder potenciar.

El objetivo común los beneficia a ellos y a todo el resto de los jóvenes enólogos "rebelde" del vino argentino. Tienen pensamientos propios y hace un tiempo entendieron la forma de participar efectivamente en el devenir común. 

 

 

Sin pelos en la lengua coincidieron en que la zona se pierde mucho a pesar de estar a la vera de la Ruta Nacional 7, en un tramo clave del Corredor Bioceánico. El conductor podría parar unos 50 kilómetros antes y disponer de todos sus servicios. Pero claro, si no conocen la zona pasa desapercibida y el turista sigue de largo.

Los seis "revolucionarios" ya están convocando a quienes piensen de manera similar y tengan ganas de influir en el cambio que buscarán de ahora en más.

Toneles enormes en puntos estratégicos en alguna de las entradas a San Martín. Otros en el inicio de la nueva Variante Palmira, que revolucionará el tránsito comercial y turístico hacia Chile.

El visitante podría pasar unos días hermosos en el Este de Mendoza, comiendo exquisito y regando la gastronomía con maravillosos vinos, con una muy competitiva relación precio calidad. 

 

 

Están pensando en algún tipo de figura legal, y una de ellas es una asociación, pero no quedó todo dicho. Esperan la próxima reunión, en noviembre, para comenzar con una agenda de tareas en la que todos contribuirán.

Saben que además deben estar preparados para aumentar la oferta turística. Aplaudieron todo lo que se está enfocando en el turismo rural pero asegurando que con eso no basta. Sorprendidos citaron el efecto que tuvo el globo aerostático de Junín, que atrajo a otro tipo de visitante. El que puede gastarse unos 100 mil pesos diarios en experiencias sorprendentes.

Eso quieren. Sorprender con la base que ya hay pero vendiendo mucho más e informando en el camino que en el Este de Mendoza hay un gran atractivo, como el vino. Y además que se puede hacer conocer su irresistible cultura.

En el momento más crítico de la reunión, en el Café de la Patria, con Mafalda oteando al igual que el resto de la concurrencia, antes del mediodía del miércoles observaron que la oferta en el Este apenas es visibilizada.

 

 

Quieren trabajar en la abundante señaléctica que necesitan para cumplir con el objetivo vislumbrado. Hasta opinaron sobre el futuro del vino argentino, donde la oferta es cada vez más variada y donde el desafío siguen siendo, desde tiempos inmemoriales, los jóvenes. En nuestro caso, en los nuevos consumidores del vino.

Todos coincidieron en que la oferta debería estar más orientada a la fruta. En el caso de los blancos, a los aromas tropicales generados durante el momento mágico de la transformación del azúcar en alcohol. Nacido en el seno de ese hermoso fruto que es la uva. En el caso de los tintos o rojos, también hacia la fruta, pero como las grosellas, la ciruelas o frambuesas, entre otras.

Vinos pensados para un consumo rápido, fáciles de ser disfrutados, sin tanta estructura. Que el paso por la madera sea una elegancia difícil de resistir, pero no lo más importante.

 

 

Ahora iniciaron el camino de la revolución que espera en el corto plazo transformarse en un grupo organizado, que quiere empezar por la vitivinicultura del Este de Mendoza. Después verán como seguirá la historia. Por el momento dejaron en el ambiente un efluvio de adrenalina flotando.

Tienen los contactos, tienen los métodos claros, tienen algunos recursos que conseguir. Pero trazaron una meta definida y en ella está la consecución de una marca referencial nueva para la región considerada.

Son disruptivos y así lo hicieron saber. Fue el capítulo 0 de una nueva serie, en su primera temporada. Una que promete brindar por ellos mismos, por todos sus sueños y  todas las borracheras que le brindarán al mundo entero. Pero por el momento siguen concentrados en el sabor de saber sorber, en la cultura más vieja del mundo: el vino. Y que aún no cumplen con el mentado cupo femenino.

Un agradecimiento a Carlitos Flores, quien captó el momento histórico en imágenes.