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La seria crítica al Banco Central por la inflación argentina

Todo indica que el Banco Central de la República Argentina está colaborando para que la inflación siga engordando. Aunque el Gobierno Nacional se disponga a ganar en las urnas.

06 de agosto, 2021 - 09:53

Cientos de metros texto se han escrito en este mismo espacio respecto a la inflación en Argentina y lo que analizaron respetables economistas e instituciones empresarias marcando la ausencia de un plan económico que atienda la profunda crisis en la que está sumergida el país latinoamericano.

Ante la casi desesperada reacción del Gobierno Nacional que se paró ante la realidad que le impone ahora la prueba en las urnas es que se avivó el fuego de medidas que resonó en las últimas horas con aumentos de precios que no hacen más que desalentar el consumo. Todo lo contrario a lo que espera la ciudadanía que se apresta a votar en los próximos meses.

 

 

Fuera del pretexto que ofreció la pandemia y las recordadas herencias que profundizan las grietas en cuanto a la búsqueda de una solución para los bolsillos flacos de los argentinos es que se resaltó en estos días el error que está cometiendo, según el economista Alejandro Trapé (foto), el Banco Central de la República Argentina, BCRA, en cuanto a la responsabilidad que tiene directamente a la engordada inflación.

 

 

El mendocino, varias veces citado por El Ciudadano, desempolvó un valioso recuerdo a tener en cuenta y que hoy amerita observar con suma atención: “Hace ya cuarenta años, una eternidad en los tiempos que corren, un economista llamado Thomas Sargent (foto) escribió un importante paper llamado "Aritmética monetarista desagradable" y ganó el premio Nobel”. 

 

 

El Director del Centro de Investigaciones y Vinculación Económica (CIVE) de la Facultad de Ciencias Económica de la UNCUYO, reflexionó al respecto que “en pocas palabras, Sargent decía que no solamente se genera inflación emitiendo dinero sino también emitiendo deuda. Porque la gente no es tonta y sabe que si a la hora de pagar esa deuda el gobierno va a tener que emitir dinero, la inflación vendrá mañana. Entonces se cubre hoy, actualiza sus precios hoy, y la inflación es hoy”.

Y argumentó: “Más aún cuando el que emite esa deuda es el Banco Central y más aún cuando ese Banco Central no es independiente, porque en tal caso tiene la maquinita de imprimir billetes a mano y está dispuesto a usarla sin pedir permiso, en particular cuando se vence una deuda que no puede pagar de otra manera”.

 

 

Trapé trajo a la memoria cuando “muchos tildaron a Sargent de exagerado, diciendo que los mecanismos que operan no son tan rápidos, pero se comprendió que igualmente se ponían en marcha y más tarde o más temprano, funcionaban como él señalaba”.

“Traduzcamos esto al caso argentino”, propuso el mendocino: “Si el BCRA emite dinero y luego lo retira de circulación colocando bonos o letras (deuda de corto plazo), la expansión monetaria efectiva es menor (emite dinero pero saca una parte de circulación). Pero esa deuda queda en el pasivo del BCRA y si no se resuelve el problema se va acumulando y va a empezar a titilar como una bomba en una película que en algún momento explota. Basta que quienes recibieron esos bonos vayan a cobrarlos y no deseen recibir bonos nuevos sino que quieran el dinero, para que el fantasma de Sargent empiece a sobrevolar... En tal caso la emisión sólo se habrá postergado”.

 

 

Trapé admitió que Macri fue desprolijo en ese sentido: “En 2016 y 2017 emitió dinero y luego lo sacó con las LEBACs (letras del Banco Central), o sea que la emisión bruta fue mayor que la emisión neta. En abril de 2018, ante un par de errores de política económica, la idea de Sargent le dio una  cachetada y la economía explotó, llevándose consigo el plan reeleccionario del entonces presidente a pesar de que de allí en adelante se volvió más prolijo desacumulando de a poco esa deuda del BCRA”.

“Alberto Fernández recibió entonces un BCRA mucho más prolijo, con esa deuda casi en cero. Macri lo hizo pero no le alcanzó. 

Sin embargo el nuevo presidente volvió a las andadas y despreció la palabra de  Sargent y emitió mucho dinero y lo retiró en parte, ahora con LELIQs (letras de liquidez) que comenzaron a acumularse de nuevo en el pasivo del BCRA”, reconoció.

 

 

Se observa en el gráfico que entre 2016 y 2018 la emisión neta fue menor que la bruta (se acumula deuda), a partir de allí se corrigió (emisión neta mayor que la bruta, desacumulando deuda). Pero desde enero de 2020 se volvió a aquella conducta.

Hoy en el balance del BCRA esa deuda "caliente”, de corto plazo, “representa 1un 40% de la base monetaria existente. Dicho de otro modo, si quienes la tienen, a su vencimiento van a cobrarla y no aceptan renovarla, hay que emitir un monto igual a otra base monetaria y 40% más”. 

“Es decir que el actual presidente ha puesto la otra mejilla”, comparó Trapé.

En época preelectoral es normal que los argentinos, grandes y chicos, dolaricen sus carteras, o sea, que usen sus pesos para comprar dólares. “Pensar de otra forma es, por lo menos, ingenuo. El escenario está servido para una nueva cachetada, salvo que el gobierno de señales muy claras de que desea no emitir y achicar de a poco esa deuda, de manera de generar confianza en quienes tienen pesos. O bien que el gobierno pierda un poco de poder en las elecciones y no pueda seguir actuando tan desprolijamente con el BCRA”, marcó el economista con buena memoria.

 

 

“Si en las elecciones gana poder, seguirá con su receta hasta la cachetada que según Sargent puede venir al día siguiente. Si el oficialismo pierde mucho poder, la cachetada también es muy probable porque… ¿Usted se quedaría con pesos y con un gobierno desempoderado al que le quedan aún dos años de gestión? Un delicado equilibrio, con la otra mejilla expuesta y la guardia baja”, sentenció el analista mendocino.