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Casos empresarios que describen la crisis en Argentina

Marcaron que viven una inflación en los peores niveles desde hace décadas. También que más de 160 impuestos asfixian a cualquier iniciativa.

09 de agosto, 2021 - 10:49

Por estas horas, gran parte de la economía Argentina, compuesta esencialmente por empresarios, productores, prestadores de servicios, comerciantes y una enorme masa de empleados, padece ante la incertidumbre de lo que sucederá a fin de año, cuando pasen las elecciones.

Muchos ya están hablando, como si fuera el título de una novela cuyo capítulo final aún no ha sido liberado para las audiencias, del riesgo permanente de no sobrevivir, ante la mirada ausente de las autoridades que deberían estar atendiendo las urgencias de los pueblos.

 

 

Como entidad defensora de empresarios y comerciantes, la Unión Comercial e Industrial de Mendoza, volvió a renovar su  obligación de mostrar la realidad y de insistir para visibilizar una situación en la que predominan 3 palabras: inflación, desocupación y pobreza.

“A riesgo de parecer repetitivos, buscamos visibilizar los problemas que enfrentan los empresarios y muy especialmente, desde que empezó la pandemia por la enfermedad COVID. Dada la falta de respuestas necesitamos mantener en vigencia los reclamos”, insistieron.

Aclararon desde la institución mendocina que “esto sucede por si alguien anda distraído o alguna autoridad o político se ha perdido las novedades de los últimos 17 meses. Por eso daremos algunos ejemplos que sirven para explicar lo que los empresarios pymes, viven día a día en el país”.

 

 

Ejemplo 1: El desafío de actualizar salarios

La Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC) junto a otras organizaciones empresarias y la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECyS) suscribieron un acuerdo complementario al celebrado en abril pasado para la paritaria 2021 de la actividad mercantil. Las partes pactaron una gratificación extraordinaria por única vez, no remunerativa, y de naturaleza excepcional, de $4.000, que se abonará durante la segunda quincena de agosto de 2021. Asimismo, acordaron un incremento salarial de 9% para lo cual se tomará como base de cálculo los valores expresados para mayo de 2021.

Las empresas dedicadas al comercio, independientemente el rubro y que pudieron durante la cuarentena del 2020 continuar con actividad, aún no pueden recuperarse del golpe que significaron los 30 días de cierre total y una apertura muy escalonada de la actividad, sumado a la disminución drástica del nivel de actividad a nivel general. Las ventas posteriores estuvieron por debajo de los puntos de equilibrio y las que pudieron, fueron manteniéndose sacrificando capital de trabajo y endeudándose impositivamente.

 

 

“A la fecha, si bien se ve un recupero en niveles nominales de facturación. Los costos operativos siguen subiendo y en la mayoría de los casos, el costo laboral (sueldos+aportes) representa ente el 60% y 70% de la estructura de costo de la empresa”, detallaron desde la UCIM.

Y sentenciaron: “Es absolutamente lícito y justificado el reclamo de los trabajadores y la necesidad de incrementar sus ingresos ante una inflación incesante, pero cada pyme o gran empresa no puede ser responsable de los continuos desaciertos de la política económica del gobierno de turno y tampoco, puede enfrentar los niveles de ajustes de salarios necesarios por un lado e imposibles de cubrir por el otro”.

Prueba de lo denunciado se señaló la quiebra de la cadena de electrodomésticos como Garbarino que trajo como consecuencia la dramática pérdida de 3.800 empleos y todo lo que eso representa. A esto podemos sumarle la caída de ventas y convocatoria de Manuel Ribeiro con 85 sucursales en todo el país y 1.800 empleados y una antigüedad de 110 años en el país. Las pérdidas de Ribeiro ascienden a $7.145 millones en el primer trimestre. La empresa busca de esta manera, no caer en la quiebra y poder volver a ponerse en marcha.

 

 

Los formatos con altos costos fijos tienen los días contados y eso lo corroboran la gran cantidad de empresas que se fueron o cerraron.

 

Ejemplo 2: El pan nuestro de cada día

La industria de los panaderos o de las pastas, por sólo mencionar algunas de las relacionadas con los alimentos, “sufre una situación de competencia desleal que muestran claramente el grado de informalidad que se vive en el país”, denunciaron. “Esta situación ha sido expuesta en reiteradas oportunidades dado que ninguna actividad queda excluida, se presenta por elección en algunos casos y en otros, la gran mayoría, por ser el único camino alternativo al cierre definitivo”, indicaron.

“La sociedad entera es testigo de que la calidad y salubridad de la industria de panificados ha sufrido un deterioro importante, lo que preocupa dado el riesgo para la salud que conlleva la falta de control del estado, en todos los niveles y el abandono que esto significa para quienes han desarrollado esta industria de manera formal y de acuerdo a las normas existentes”, alertaron desde la organización que preside el mendocino Daniel Ariosto.

 

 

Consideraron que “el Estado ausente, en todos sus estamentos, ha permitido que la informalidad alcance niveles aún mayores a los ya altos, en épocas prepandemia”.

E hicieron hincapié en que este fenómeno, “también se ve reflejado en una innumerable cantidad de rubros como pueden ser los textiles, calzados y un gran número productos”.

 

Ejemplo 3: El negocio del viajero en riesgo

Las agencias de viajes, los hoteles y los transportistas turísticos y la construcción se encuentran facturando a niveles mínimos, “a tal punto que es insostenible mantener sus estructuras provocando  que un gran número de empresas hayan cerrado”, manifestaron.

A lo que añadieron: “La obra pública desapareció y la privada, ha menguado considerablemente. Este es uno de los sectores más castigados, dado que esto sucede desde hace más de 3 años y fue agravado por la pandemia. Se han cerrado algunas empresas y otras han, desaparecido del rubro”. 

 

 

Detallaron que “en cuanto al turismo muchas empresas quedaron en el camino. Hoteles, agencias de viajes, transportadores turísticos han perdido entre 2020 y febrero del corriente año unos 180.000 puestos en el país. Mil agencias de viaje cerradas y otras 500, con cierre provisorio o suspensión provisoria”.

Las situaciones expuestas son una muestra de lo que los empresarios enfrentan día a día:

- Inflación en los peores niveles desde hace décadas

- Más de 160 impuestos que asfixian cualquier iniciativa

- Caída del consumo que no logra recuperar los niveles prepandemia

- Leyes laborales que hacen imposible sostener a los empleados en la formalidad y muchísimo menos, tomar nuevos empleados

- Empresas que se han endeudado con entidades financieras para poder sostener sus gastos

- Empresas que continúan generando deudas ante organismos de recaudación por no poder afrontar la carga excesiva

- Un gobierno que no ha disminuido en nada la carga impositiva

 

 

Lo planteado desde UCIM “muestra a las claras lo que enfrentan las personas encargadas de generar riqueza y puestos de trabajo: sobrevivir contra todo”.

“Y mientras tanto, la clase política muy ocupada en sus roscas políticas y enredada en sus listas sábanas sigue evidenciando su mirada, ausente ante la lucha cotidiana de quienes buscan sostener el trabajo de toda su vida y la enorme responsabilidad de darle sustento a cientos de miles de personas que tienen el derecho de trabajar y de llevar sustento a sus familias”, se quejaron.

Y advirtieron que “en la Argentina verdadera, se corre el riesgo permanente de no sobrevivir, de morir en el intento, mientras millones de personas (más del 50% de nuestra población) son expulsadas a la pobreza y la indigencia de manera escandalosa.

 

 

“En la otra Argentina están los que tienen el puesto asegurado, el sueldo depositado el último día del mes y la ambición de querer perpetuarse todo el tiempo que sea posible. La verdadera brecha parece ser esta: políticos y ciudadanos que producen y le ponen el hombro a la crisis que vivimos”, lanzaron.

Finalmente cerraron con una solicitud: “Le pedimos a nuestros dirigentes que atiendan estas situaciones, que proyecten mejores condiciones de vida para los argentinos y que a través del diálogo y el acercamiento con los distintos sectores, reconstruyamos nuestro vapuleado y sufrido país. Dialogar, empatizar y fijar algunos objetivos concretos que nos unan, puede ser un gran comienzo”.