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Cinco consejos a la hora de tomar un crédito

El crédito es una de las herramientas fundamentales de un sistema económico saludable. Cómo hacer para aprovecharlo al máximo y no caer en sus trampas

13 de enero, 2020 - 16:06

Tomar dinero prestado en algunas ocasiones suele ser una decisión difícil e incómoda. Creemos estar decidiendo con plena consciencia, cómo se dice “racionalmente”, pero en la mayoría de los casos nos deja una sensación de insatisfacción, de enormes dudas.

Como es un tema que nos avergüenza, intentamos solucionarlo rápido, sin mucho análisis, muchas veces tomando la primera opción que nos aparece.

Primer consejo: no se apure, respire e intente no endeudarse

Con esto no estoy diciendo que endeudarse es malo ni mucho menos, por el contrario estoy convencido de que la financiación es un pilar fundamental del crecimiento económico de un país y también de las personas a nivel individual. Lo que quiero decir es que en general tomamos la decisión de endeudarnos un poco a la ligera, sin un análisis correcto, o bajo presión; como se dice vulgarmente “con la soga al cuello”, por lo que el crédito termina perjudicándonos y no siendo la ayuda que esperábamos.

Muchas veces el apremio o la urgencia hacen que no veamos soluciones más creativas a nuestros problemas financieros. Por esta razón, tómese el tiempo necesario para meditar la decisión, busque alternativas, evalúe si el gasto o inversión que quiere realizar amerita endeudarse a muchos meses, haga números y ponga toda la cabeza en analizar las aristas del problema.

Busque las mejores alternativas.

Ahora bien, si realizado todo el análisis posible, el préstamo es nuestra mejor alternativa, realice el proceso de forma conscientes, sin dejar nada al azar. No puede ser que para comprarnos un pantalón visitemos un montón de negocios y peleemos precios como locos, pero para sacar un crédito, por el cual estaremos esclavizados por meses e inclusive años, no hagamos ningún esfuerzo por encontrar alternativas, disminuir la tasa, o encontrar mejores condiciones.

Segundo consejo: la tasa de interés

Un aspecto fundamental a la hora de tomar un crédito, es aprender a “leer” la tasa de interés. La tasa es el “precio” del crédito, y como todo precio nos permite comparar un mismo producto con otros de la misma especie. Ahora bien, a esta altura sabemos que las instituciones financieras nos la complican bastante para saber qué nos están cobrando, dividiendo la tasa en un montón de ítems que nos cobran por separado, pero que terminan aumentando nuestro compromiso de pago, sin muchas veces percatarnos de ello.

Preste atención a la tasa de interés.

La suma de todos los gastos e intereses que nos cobran, es lo que conocemos como Costo Financiero Total (CFT), que es la verdadera tasa de interés que terminamos pagando por la deuda contraída. Por ello a la hora de comparar alternativas de crédito debemos solicitar a cada institución el CFT que deberemos pagar, y en lo posible también pedir una simulación de las cuotas del crédito, que incluya los impuestos y seguros que nos van a cobrar, así como los costos ocultos como mantenimientos de cuenta, gastos administrativos y toda otra erogación que debamos realizar cada vez que debamos pagar la cuota, de forma tal de asegurarnos de estar comparando alternativas con la misma regla.

Tercer consejo: haga la tarea, junte la documentación

Muchas veces escucho decir: “saqué el crédito en la Financiera Los Arbolitos, porque me piden menos papeles que el banco y tengo la plata ya mismo”. Entienda una cosa, existe una razón por la cual no le piden muchos papeles, y esa “comodidad” que le brindan seguramente se pagará cara. Las instituciones le piden documentación para poder conocer a quién le prestan el dinero, y a medida que lo conocen más, seguramente las condiciones mejorarán.

Les doy un simple ejemplo: supongamos que estoy caminando por la calle y se me acerca un desconocido y me pide 1000 pesos prestados, y me afirma que me los devuelve con el interés que yo quiera el día de mañana. Lo más probable es que le diga que no, o si le llegara a prestar le pediría que me devuelva, como mínimo, el doble. Casi como si estuviera jugando a la lotería o la ruleta.

Presentar toda la documentación.

Ahora bien, supongamos que el desconocido me dice que se llama Juan Gómez y que trabaja en el almacén de la esquina. Ahora tengo más datos, y por ende más confianza de poder cobrar el dinero, por lo que seguramente la tasa que le cobre será menor. Y en la medida que este desconocido me siga dando información personal, me veré más tentado a prestarle el dinero, ya que no será tan desconocido como al principio.

Bueno, las empresas financieras se manejan con esta misma lógica, por esta razón dude mucho de quien no le pide información para prestarle dinero, seguramente se lo está haciendo valer por otro lado.

Cuarto consejo: ¿debo ser fiel con mi banco?

Un error común es pensar que donde ya hemos sido clientes, es el mejor lugar para sacar nuestro préstamo. Sin dudas que es la primera opción que deberemos recurrir, pero no la única.

Una vez que tengamos la oferta de “nuestro banco”, debemos ir a otras instituciones financieras a comparar la propuesta, pidiendo en todas el CFT que nos cobraran, las condiciones generales y los requisitos de documentación que formarán nuestra carpeta de crédito.

Cuantas más opciones tengamos, mejor será nuestra decisión; es decir tendremos más certeza de cuál es el mejor trato para nuestra salud financiera. Los bancos e instituciones financieras son empresas comerciales como todas las demás, que necesitan captar nuevos clientes, o retener los que ya poseen; por lo que tienen cierta flexibilidad para mejorar las condiciones de sus productos como bonificaciones, tasas más bajas y otras mejoras de las condiciones originales, más aún si poseemos un historial crediticio muy bueno.

Quinto consejo: la elección de la cuota

Este tema suele ser el más difícil de dilucidar ya que depende de muchos factores, alguno de los cuales no dependen exclusivamente de nosotros. Mi recomendación es que su compromiso mensual al pago de cuotas (aquí hay que sumar las cuotas que hayamos asumido con la tarjeta de crédito para la compra de bienes durables como electrodomésticos, vehículos, etc.) no debe superar el 30% de sus ingresos totales, ya que más de ese porcentaje seguramente le traerá problemas con sus gastos corrientes, cayendo en errores cómo pagar el supermercado en cuotas, o gastar ahorros para pagar el teléfono.

La cuota no debe superar el 30% de nuestros ingresos.

Un error común es elegir cuotas altas “para no pagar intereses de más”, decisión que luego lamentamos cuando, junto con los gastos corrientes y las demás cuotas, superan el ingreso mensual que tenemos. Por eso, si usted hizo bien la tarea y busco la mejor opción disponible, debe primar el impacto que tiene la cuota dentro de su compromiso mensual, y no tanto el interés que le paga al banco.

También hay que tener en cuenta si nuestros ingresos disminuirán o aumentarán en el futuro, y evaluar la cuota con base en ello, para evitar sobre endeudarse y tener problemas de pago en lo inmediato.

Consejo bonus

Ahora bien, supongamos que ya sacó el crédito. En este caso mi consejo es aún más simple: páguelo, y páguelo bien, es decir a tiempo, sin retrasarse ni quedar en mora. Y le voy a explicar por qué: el sistema financiero es un sistema de premios y castigos, que tiene poca memoria y que se basa solo en números. Estos números hablan de su conducta de pago, y esa información se comparte entre las empresas, de forma tal de cubrirse de los malos pagadores.

Y en estos últimos años no solo los bancos informan, también las telefónicas, las empresas de seguridad, las inmobiliarias, las cadenas de electrodomésticos, y créame lo que le digo, en poco tiempo el almacenero de la esquina también lo va a poder afectar si no paga la cuentita del mes pasado. Cuando usted no paga su crédito, tiene consecuencias en todo el sistema por dos mecanismos.

Nunca dejes de pagar las cuotas.

Primera consecuencia: lo va a castigar a usted informándolo a los burós de créditos, con lo cual se le dificultará buscar nueva financiación, o en su defecto deberá salir a buscar créditos más caros, ya que usted deberá pagar esa prima de riesgo por no pagarle a los demás.

Segunda consecuencia: para mi la menos conocida pero la más nefasta para las personas menos informadas, es que al no pagar su crédito encarece el crédito de los que sí lo pagan. La empresa financiera no es sonsa, ni mucho menos le gusta regalar la plata; por lo que a la hora de determinar la tasa para sus préstamos, tiene en cuenta que cierta cantidad de préstamos no serán pagados por lo que a la tasa que cobrará a todos los que le soliciten un crédito le sumará ese riesgo, por ende al “vivo” que no paga, lo pagan los demás con sus cuotas.

Resumiendo: si usted es pagador hágalo valer, busque la mejor tasa, presente los papeles que le pidan y saque el que le ofrece las mejores condiciones. Tómese el tiempo, nadie lo apura, recuerde que va a estar pagando mucho tiempo. Como todo en la vida, nuestras decisiones nos hacen felices o infelices, que un préstamo no nos haga arrepentirnos todos los meses cuando lo paguemos, es un sentimiento que se puede evitar.