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Luis Sáenz Peña, un expresidente que eligió vivir en la tranquilidad de Mendoza

Tras ocupar varios cargos públicos, incluida la primera magistratura –entre 1892 y 1895–, decidió pasar días más tranquilos en el distrito La Libertad, en Rivadavia

11 de agosto, 2020 - 07:33

Varios fueron los presidentes de la Nación que por distintas razones llegaron a Mendoza y se asentaron aquí un breve tiempo. Los más recordados fueron Edelmiro J. Farrel y Juan D. Perón, que estuvieron en la provincia antes de convertirse en mandatarios de la Argentina.

Pero poco se sabe que un expresidente llamado Luis Sáenz Peña se radicó en la pequeña localidad de La Libertad, en el departamento de Rivadavia, con la idea de vivir allí hasta su muerte. Conozcamos más de esta inédita historia.

Luis Sáenz Peña.

El abogado que quería ser médico

Luis Sáenz Peña nació en la ciudad de Buenos Aires el 2 de abril de 1822. Era hijo de Roque Sáenz Peña y de María Luisa Dávila. 

Inició sus estudios universitarios en la carrera de Medicina, pero luego los abandonó para estudiar leyes en la Universidad de Buenos Aires y se recibió en 1845 de abogado.

Se casó tres años después con Cipriana Lahitte y tuvo varios hijos, entre ellos Roque, quien llegó a ser presidente de la Nación.

Desde muy joven se involucró en política, y en 1860 fue miembro de la Convención bonaerense de la capital Argentina, encargada de revisar la Constitución de 1853. 

Tiempo después, volvió a actuar en la Convención Reformadora de la Constitución de la provincia de Buenos Aires. Le tocó entonces redactar la parte institucional relativa a las atribuciones del Poder Ejecutivo, donde plasmó su proyecto de voto obligatorio para todos los ciudadanos. 

En 1873 fue nombrado diputado nacional por Buenos Aires y, al año siguiente, junto con Carlos Casares, formó parte del gobierno bonaerense como vicegobernador.

Cuatro años más tarde, después de cumplir su período en ese cargo, fue elegido para la Legislatura provincial y para ocupar un escaño en la Cámara de Diputados de la Nación en 1881.

En 1892 fue miembro de la Suprema Corte de Justicia y luego se desempeñó en la presidencia del Banco de la Provincia de Buenos Aires, en la dirección de la Academia de Jurisprudencia y fue vocal en el Consejo General de Educación. 

Como político fue uno de los que combatió al gobierno de Miguel Juárez Celman (1885-1890), quien llevó al país a una de las peores crisis económicas de la historia.

La Revolución del Parque, en 1890, que derrocó a Miguel Juárez Celman.

El presidente y su laberinto

Restablecido el rumbo del país por el vicepresidente Carlos Pellegrini, se realizaron las elecciones de 1892 en la que fue elegido Sáenz Peña, quien a partir del 12 de octubre ocupó la presidencia de la Nación con 70 años de edad.

El flamante mandatario tomó las riendas de los destinos del país en un contexto complejo, sobre la base de una profunda crisis institucional que se agravó paulatinamente. 

Grabado que ilustra las elecciones de 1892, en las que Luis Sáenz Peña fue elegido presidente.

Fue uno de los que siguió con el plan de reestructurar la deuda externa que había puesto al país al borde del default y se vieron algunos datos positivos, como mayor exportación de trigo argentino para esa época.

Pero eso no alcanzó, porque tuvo que soportar una crisis interna dentro de su propio gobierno al renunciar la mayoría de sus ministros.

A eso se le sumaron los justos reclamos de los trabajadores que se habían agrupado en la Unión General de Trabajadores de Argentina, quienes promovieron manifestaciones masivas y huelgas sorpresivas que en su mayoría fueron reprimidas por la policía y fuerzas militares.

Una de las manifestaciones de trabajadores que provocaron el derrocamiento del gobierno de Sáenz Peña.

Todo esto luego derivó en una revolución que fue sofocada por el gobierno. 

A principios de 1895, y en medio de esta crisis política y social, el Senado dio un voto de confianza al presidente, aunque por escasa mayoría.

Sin embargo, a los pocos días, al no conseguir un acuerdo para la concesión de amnistía a los presos políticos, presentó su dimisión y se retiró definitivamente de la vida política.

Rivadavia, para sanar las penas

Tiempo después de su renuncia, y tratando de descansar y olvidar los tragos amargos de su presidencia y sus frustraciones políticas, eligió a nuestra provincia para radicarse y recuperar el ánimo. 

Pero no eligió la ciudad como alternativa para establecerse, sino al distrito de La Libertad, en el departamento de Rivadavia, que desde 1902 será el lugar de su estadía. 

El ingreso al departamento Rivadavia, donde residió un tiempo Luis Sáenz Peña

Al llegar al paraje adquirió un molino harinero a don Angelino Arenas.

Poco tiempo después, el molino fue transformado en un alambique para elaborar bebidas alcohólicas, productos que en esa época habían adquirido una gran importancia por su fácil colocación en el mercado interno.

En esta aventura de vivir en Rivadavia lo acompañaba su hija Cipriana, a quien le encantaba aquel bello paraje. La casa que les sirvió de albergue tenía las características de la zona: amplias dependencias, un extenso patio y rodeada de viñedos, olivares y frutales. 

A Cipriana le gustaban las reuniones sociales y fue en su casa donde creó un pequeño teatro en el que se representaron las obras de aquel momento, que eran promovidas también por don Luis, con actores y actrices que eran vecinos de La Libertad. 

Otras de las actividades que el expresidente de la Nación introdujo en el departamento, fue la crianza  de porcinos de la raza Landrace – conocidos como cerdos blancos–, los que provocaron una gran sensación cuando llegaron al pueblo. 

Los habitantes del pequeño distrito, acostumbrados a observar los cerdos de otras razas, iban a visitar la casa de don Luis para ver de cerca aquellos “chanchos blancos".

Durante su estadía, él y sus vecinos estrecharon lazos de un profundo afecto que se extendió a la mayoría de la población, en la que era respetado y consultado por su gran sabiduría, su bondad y sus dotes morales.

A fines de 1904, por motivos familiares, el exmandatario regresó a Buenos Aires con su hija Cipriana, dejando un recuerdo imborrable en los habitantes de aquel pequeño pueblo llamado La Libertad. 

El 4 de diciembre de 1907, don Luis Sáenz Peña falleció a los 87 años y fue sepultado en el cementerio de la Recoleta.

Su hijo Roque se casó con una mendocina llamada Rosa Isidora González Delgado, quien fue primera dama cuando su marido ocupó la presidencia en 1910.