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La dramática situación de 150 argentinos varados en Italia: "No nos olviden"

Entre ellos hay un basquetbolista sin trabajo, un futbolista con la urgencia de ayudar a su familia, una señora enferma y una chica sola con su hijo y sin dinero que están a la deriva. Aseguran que, por estar Italia muy afectada por la pandemia, es un país olvidado ya que no hay vuelos de repatriación

15 de abril, 2020 - 16:25

La situación por la pandemia del coronavirus es dramática. Uno de los países más afectados es Italia, hasta el momento se contabilizaron de 21.645 muertos y más de 165 mil infectados. Para tratar de frenar el contagio, las autoridades locales implementaron una serie de medidas en torno a la salud, como la restricción de la circulación por las calles, el aislamiento obligatorio y el cierre de fronteras.

Frente a esta situación, un grupo de 150 argentinos, de los 800 en total que buscan regresar de Italia, se organizan por WhatsApp y piden a gritos ser rescatados por el Estado nacional. El miedo de quedar atrapados en un país muy afectado los aterra. La mayoría denuncia que los pasajes que compraron de vuelta ya no sirven. En varios casos, la situación es sumamente complicada ya que las aerolíneas les plantearon un panorama aterrador. Recién pueden reprogramar los vuelos para julio.

El dinero no les alcanza y la mayoría subsiste con lo justo y necesario. Además de todo esto, el consulado argentino en Roma no le da soluciones para regresar cuanto antes.

El Ciudadano dialogó con algunos de ellos para poder entender cómo enfrentan su día a día. Entre ellos, varios deportistas que comparten sus duros testimonios.

Alejandra González salió de Córdoba el 15 de febrero junto a su hijo de 7 años. Por aquel entonces, las noticias del coronavirus no colmaban los noticieros y no se había declarado la pandemia. De esta manera, pisó Italia un día después con la intención de disfrutar de sus vacaciones. Su primera parada fue el pueblo de Besozzo, al norte de Varese, la capital de Lombardía, la zona más afectada por el COVID-19.

La cordobesa y su hijo se instalaron en la casa de una pareja amiga hasta hace 10 días, cuando presenció un episodio de violencia de género que provocó que agarre a su niño, sus valijas y salga “corriendo” hacía Roma.

Con los últimos ahorros que le quedaban, tomaron el tren para llegar a la capital italiana. Se hospedaron en un hostel, quedando a la espera de su regreso a la Argentina. Ambos tenían pasajes por Aerolíneas Argentinas rumbo a su provincia natal el 12 de abril. Ese mismo día, le cancelaron el vuelo y se lo pasaron para el 3 de mayo. El motivo que le dieron fue que las fronteras estaban cerradas y que se había decretado Cuarentena Obligatoria en todo el país. Asimismo, le ofrecieron cambiar sus pasajes para el 3 de mayo. Y aceptó.

Hace dos días, recibió por parte de Aerolíneas otro mail para cancelar de nuevo los viajes y le aseguraron que habilitaban los regresos a partir de julio.

Una vez llegada a Roma, fue al consulado argentino para solicitar ayuda. Estuvo rogando durante una semana. Se gastó todos los ahorros hasta que firmó una declaración jurada para recibir una ayuda económica que le sirve, únicamente, para pagar el hostel.

A su vez, el Consulado le provee los alimentos necesarios para su hijo, pero siempre mantiene la angustia de no poder contar con ellos. No puede dormir de noche pensando si le van a llegar o no los suministros al otro día para poder comer. “Estamos acá regalados a nuestra suerte. No tenemos plata para pagar el hostel. Nos gastamos hasta el último euro que teníamos. Es una situación horrible, desesperante, que no se la deseo a nadie”, relató angustiada.

Con relación a los vuelos de repatriación, están a la espera de una notificación del consulado a donde llama todos los días desesperada buscando una repuesta, que, por otra parte, la empresa aérea no le da.

Desde que empezó a agravarse la situación, están confinados en Italia. Al llegar a la capital, les hicieron los testeos correspondientes y no tienen síntomas de coronavirus. “Quiero volver a mi país, no pido más nada. Mi hijo hace unos días me está rogando: ´cuando volvemos mamá´. Ya no sé qué decirle y es muy triste la situación. Soy un manojo de nervios. No quiero comer por la desesperación que tengo. Me afecta la salud. Pero sé que tengo que estar bien por un niño que depende de mí. Estamos desamparados y desesperados. No se olviden de nosotros”, exclamó. “Aerolíneas me dijo que recién para julio hay vuelos de regreso. No me pueden negar el regreso a nuestro país. ¿Dónde está la humanidad?”, se pregunta la cordobesa.

Alejandra no tiene más plata. Hace más dos meses que está en Italia y su salida de Lombardía le cambió los planes. Todos los días espera en la puerta del hostel que el consulado le mande los alimentos para su hijo porque sino no tiene como alimentarlo. “No tengo que darle de comer a mi nene. Una persona grande se la aguanta, pero un niño no”, remarcó con mucha incertidumbre de cara a un futuro que para ella es desalentador.

Por último, sostuvo que: “Me llegan mails del consulado con vuelos chárter para regresar a 1200 euros. Si no tengo para darle de comer como voy a pagar 2400 euros. No tengo donde caerme muerta. En qué cabeza cabe. Yo tenía pasajes de vuelta, pero Aerolíneas Argentinas me lo postergó y encima no me aseguró fecha de regreso”, contó.

Por otra parte, Mónica Iriarte tiene 56 años y padece problemas de salud. Sufre arritmia e hipertensión arterial desde hace una década. Tiene los remedios justos para tratar la enfermedad por 20 días. Se encuentra en Roma con su hija y su yerno.

Los tres viajaron a la capital italiana el 23 de febrero y no se movieron de allí desde empeoro el panorama en Italia. Iriarte viajó con un stock de medicamentos para un mes, pero se le acabaron y tuvo que recurrir al Consulado para pedir ayuda.

“En la Argentina me cubre mi obra social pero acá no los consigo. Traje un poco de más por precaución de que pueda pasar algo”, sostuvo la oriunda de Roque Pérez, provincia de Buenos Aires.

Ella necesita volver cuanto antes porque su obra social es PAMI y no la cubre en el exterior. Toma diferentes pastillas por día para controlar su enfermedad. Allá no tiene acceso a los medicamentos porque son con receta. Y los remedios que tiene hoy en día es porque el consulado se los consiguió.

“El día que me cancelaron el vuelo me acerqué al consulado y le conté mi situación. Me compraron los medicamentos. Es la única ayuda que recibí. Tengo para 20 días. Se nos están terminando loa ahorros y estamos pagando el hospedaje. Traje una cierta plata para las vacaciones y esto nos superó. No imaginábamos que íbamos a estar un mes varados sin poder volver”, describió, sin saber si podrá conseguir más remedios en caso de que su vuelta se estire demasiado.

Mónica, su hija y su yerno alquilan un departamento en Roma. Le quedan muy pocos ahorros, que es para la comida. Ya están con lo último: “Si bien tenemos gente que nos puede ayudar no es la idea, porque cuando volvamos a la Argentina tendré que juntar dinero para pagar mis deudas. Por eso no pedimos plata. Es muy angustiante la situación”, argumentó.

Los tres tenían pasajes de vuelta para el 13 de marzo por Air Europa rumbo a Ezeiza. Un día antes, les mandaron un mail avisándole de que los regresos estaban cancelados. “Nos argumentaron que Argentina no permitía que volaran otras empresas que no sea Aerolíneas Argentinas”, sentenció.

A raíz de esto, canjearon esos pasajes por otros y debieron abonar un dinero extra para viajar el 2 de mayo. Hace un par de dias, se lo volvieron a cancelar y ahora, no le dieron una fecha estipulada de regreso. Describe que se gastaron toda la plata en la compra de esos nuevos pasajes que ya no les sirven: “El consulado nos comunicó que no sabe cuándo vamos a regresar. Que depende del día a día. Nos hicieron llenar un formulario y puse la patología que tengo. Me dijeron que por mi problema de salud íbamos a tener prioridad para volar, pero por ahora no tengo novedades. La semana pasada nos llegó un mail que nos ofrecía vuelos chárters con pasajes a 1200 euros cada uno. Es una plata que no tenemos”, contó sorprendida ante esta situación.

Gianni Duboiss es un basquetbolista que vive en el centro de Pósimo, en Ancona. Tiene 21 años y jugaba en el G.S. Robur Basket Osimo, equipo que milita en la Serie C. Su contrato caducó el 31 de marzo. Sabiendo de esta situación, tomó un vuelo de regreso el 26 de ese mes por Ethiopian Airlines rumbo a Buenos Aires. El avión hacía dos escalas. Primero en Etiopia y después en San Pablo, Brasil, para recoger otros argentinos varados allí.

Durante la primera parada y estando en el Aeropuerto lo llamaron y le dijeron que Argentina cerraba sus fronteras y no lo iban a dejar ingresar. Por ende, ante la desesperación de no saber que hacer, volvió a Italia.

En tanto, instalado nuevamente en Ancona, la Institución le notificó que no le iban a renovar el contrato. Desde los primeros días de abril, está sin trabajo y gastando los pocos ahorros que le quedan. El joven sostiene que: “únicamente me alcanzará para un mes y que, a partir de mayo, la situación será muy complicada”, reconoció.

No obstante a ello, cuando finalizó su contrato, el club tomó otra decisión. Le notificó que, a partir de abril, pasaba a pagar el alquiler del departamento donde vive: “El club se desligó de responsabilidades. Me ofreció abonar el alquiler a un precio inferior a lo que abonaba. La comida la pagamos 50 y 50, pero estoy sin dinero para mantenerme”, relató el oriundo de Buenos Aires.

Gianni no puede dormir de noche por la desesperación que le causa estar en una ciudad alejada de todo. Y lejos de su familia. Cuando logra dormir un rato, se levanta con la esperanza de que le llegue ese mensaje salvador de que hay vuelos para regresar a la Argentina. “Me levantó y lo primero que hago es mirar el celular para ver si me llegan avisos del consulado. No es fácil esta situación y la estoy llevando a cabo solo. Quiero estar con mi familia. A mi hermano le pasa lo mismo y está en Andorra”, contó.

Gianni se pasa el resto del día con la angustia de no saber cuándo regresará a Buenos Aires y si le alcanzará con sus ahorros para sobrevivir.

Por último, Mariano Quintairos es un jugador de futsal con pasado en San Lorenzo de Almagro. Salió campeón en noviembre del año pasado y se fue a jugar el 9 de diciembre al Active Network, equipo que milita en la Serie A2 de Italia.

Su situación es muy complicada. Cuando la temporada deportiva se paró su contrato caducó. De esta manera, se le está haciendo cada vez más difícil su estadía y pide a gritos una pronta solución. Además, su situación es particular porque sus padres son mayores de 70 años, su hermana esta embarazada y ninguno de los tres pueden salir a las calles porque están dentro del grupo de riesgo.

En Italia, se encuentra junto a su novia en la región de Viterbo, un pueblo de 70 mil habitantes en la Región de Lazio, a una hora de la capital italiana. Ella lo fue a visitar a principio de año y no pudo regresar a Buenos Aires, ya que tenía pasaje de vuelta para el 3 de abril. El futbolista sacó pasaje para el 12 y ambos fueron cancelados.

“Lo que nosotros queremos es que se vuelva a poner a Italia en planes de repatriación. Y un mensaje claro de las aerolíneas, porque mientras a uno le dicen que va a volver pronto, en el mismo momento a otro le dicen que en julio vuelven a volar. No se olviden de nosotros”, sostuvo sin saber que hacer y desesperado por el panorama.