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“Es un caos y hay toque de queda”: la cruda realidad de Filipinas contada por un argentino

Ricardo Sendra es el único futbolista argentino que juega en la liga local y dio detalles de la “locura” que padece por estos días el pequeño país asiático por la pandemia del coronavirus

24 de marzo, 2020 - 16:26

Filipinas es uno de los primeros tres países del mundo (China e Italia, los otro dos) que contrajo desde sus inicios el Coronavirus. A partir de ese momento, cerró sus fronteras y prohibió la entrada de los turistas, especialmente en la Región de Manila, su capital. Las calles de esta ciudad se convirtieron en un caos. Y por ese motivo, el Gobierno local anunció el toque de queda todos los días desde las 20 hasta las 5 am, para detener el contagio de la enfermedad.

Ricardo Sendra, surgido en Alvarado de Mar del Plata y con inferiores en Newell's Old Boys, es el único argentino que se destaca en la liga local de la Primera División. Llegó al país hace 14 meses y reside en un departamento en Metro Manila, en la Región de Malina.

En diálogo con El Ciudadano, brindó detalles sobre el cuadro de situación que atraviesa la ciudad donde reside hoy en día: “Estamos aislados. Hay toque de queda. Está todo bloqueado. La Gendarmería y la Policía local hacen muchos controles diarios para que no haya gente en las calles. Hay Check Point por todos lados. Sólo tienen autorización para salir los que van a trabajar y los que acuden al supermercado a comprar”, remarcó el jugador, preocupado por el panorama que observa a diario.

“Manila es grande y es un caos de gente. Si quieres pasar de un barrio a otro debes tener sí o sí una autorización sino los castigos son muy severos. Si salís cuando hay toque de queda y no tenés justificación, debes pagar una multa de 600 dólares. Si no cumplís con la norma podés ir preso, por ley”, contó el futbolista sobre las nuevas disposiciones del gobierno.

La policía local realiza controles en las calles vigilando quiénes circulan. Se les pregunta a dónde van y se les toma la temperatura corporal. No cumplir con la orden conlleva una multa y hasta seis meses de prisión.

No obstante, Sendra se animó a salir a la calle para ir a visitar a un amigo, que vive a cinco cuadras, que lo invitó a comer un asado. Tomó agallas, salió de su casa y caminó hacia la vivienda de su compatriota. Durante su caminata, lo paró un gendarme y le pidió una identificación de su empresa de trabajo. Presentó el carnet del club que describe que es futbolista profesional. Además, le dijo al oficial: “loco no me dejas pasar por favor que hace cinco días que no salgo de mi casa”. Lo dejaron cruzar el barrio para llegar al lugar donde se estaba cocinando la cena: “Tuve miedo de que no me dejen llegar”, relató el mediocampista.

El oriundo de Mar del Plata tiene 32 años y con un pasado muy corto en el futbol Argentino. Su carrera arrancó en las infantiles de Deportivo Norte de su ciudad natal. Se fue a Newells donde fue compañero de Nahuel Guzmán en las divisiones inferiores. Vistió la rojinegra en sólo dos encuentros en las juveniles de AFA (Asociación del Futbol Argentino): el 20 de marzo de 2004 para la 6ª con derrota por 3 a 1 ante Los Andes (un gol de Leonel Vangioni) y el 23 de abril de 2005 ingresó desde el banco cuando la 5ª cayó 3-1 ante Nueva Chicago.

Tras su paso por la ciudad de Rosario, volvió a su lugar de origen para jugar en Alvarado. Después, jugó la temporada 2013/14 en Sarmiento de Ayacucho. Luego, recaló seis meses en Kimberley, para después regresar en el 2015 al conjunto que lo vio nacer. Estuvo un par de años en Alvarado hasta que armó las valijas para mudarse de país de manera rotunda. Llegó al Geylang Internacional FC de Singapur, uno de los equipos más ganadores de ese país exótico con 11 campeonatos locales.

Luego se le terminó el contrato y no pudo renovarlo. Estuvo un año parado, sin jugar como profesional. Hasta que le llegó la oportunidad de irse a Filipinas. En enero de 2019 fue contratado por el Mendiola Futbol Club, convirtiéndose en el primer extranjero en su historia en vestir la camiseta con vivos rojos y negros. Jugó un año y a comienzos de 2020, pasó al Stallion Laguna FC, donde tiene contrato hasta diciembre.

A raíz del coronavirus, el marplatense se refirió al panorama del futbol local: “Está suspendido desde que comenzó a circular al COVID 19. No podemos ir a entrenar ni nada. Hace 15 días que no veo a mis compañeros. Acá bloquearon todo. Recién volvemos el 14 de abril. Quedan tres semanas todavía. No sé qué hacer, estoy aburrido”, se sinceró.

En Filipinas viven 100 millones de personas, de las cuales el 20 por ciento residen en Metro Manila, donde se instaló el marplatense. En total hay 462 infectados y 33 muertos por el contagio de este virus. “Me pone mal saber la cantidad de fallecidos. El sistema de salud es muy precario. Los hospitales no están preparados para abastecer a tanta cantidad de personas. No tienen lugar ni las camas suficientes para atender a los infectados. Tampoco la medicación necesaria”, subrayó sobre la dura situación que padece el país asiático.

“Los supermercados no dan abasto con los materiales de prevención. Los filipinos son muy temerosos. Desde que arrancó todo hay mucha paranoia y mucho pánico. A mucha gente se le pasó por la cabeza que se venía el apocalipsis. En los supermercados, las góndolas se vaciaron por completo porque se llevaron toneladas de alcohol en gel”, describió.

Sendra volverá a las canchas el 18 de abril. Su día a día es muy tranquilo. Por la mañana, entrena sólo en un parque que tiene en la esquina del apartamento. Sale a la calle con un barbijo puesto y lleva a cabo una rutina física que le mandó el preparador físico del club. Por la tarde, hace trabajos de gimnasio en su casa: “Me cambió la rutina diaria, mal. Cuando tengo tiempo y no entreno, leo, escucho música y miro Netflix. No tengo mucho más para hacer. Tengo a mi novia que vive lejos y no la puedo ver. Hace 15 días que no nos vemos. Estoy sólo, es muy difícil llevar el día a día”.

El marplatense vive solo y se las arregla como puede para alimentarse. Ni bien empezó el caos en la ciudad, fue al supermercado y compró lo que necesitaba para llenar la heladera: “Fui al super y me stockee de alimentos. Si me falta algo, voy a la esquina y compró lo que necesito. Pero trato de no salir a la calle, de no arriesgarme”, contó.

En la Ciudad Feliz están sus padres y hermanos: “Mi familia se preocupa mucho porque todo empezó en China y está cerca de Filipinas. Tuvieron mucho miedo. Pero les dije que se queden tranquilos. Todos los días les comunico lo que hago para que estén al tanto. Me encantaría volver a mi país, pero no puedo…”, relató su presente.

“Supuestamente, faltan tres semanas para que termine todo esto. Para que desbloqueen la ciudad y se calme por completo. Eso es lo que deseo y espero”, se ilusiona con que todo termine pronto.

Hasta el 14 de abril, el Gobierno puso en vigor la suspensión de desplazamientos domésticos por tierra, mar y aire en Manila, que está cerrada por completo. Durante ese periodo, las escuelas, oficinas gubernamentales, centros comerciales, bares, restaurantes y tiendas permanecen cerrados.