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La joven del vino argentino se llama Bonarda

Es la tercera variedad emblemática del vino argentino. El mercado interior la ha premiado por elegirla cada vez más.

14 de diciembre, 2020 - 09:50

Con cierta gracia algunos enólogos argentinos se referían a los vinos de corte por la forma en la que "bonardeaban" sus vinos. Así lo recordó hace poco el conocido Hugo Zamora, asesor y hacedor en diversas bodegas tanto en Mendoza como en provincias como La Pampa, donde también llegó la moda del Bonarda.

Era porque siempre fue el vino ideal para ensamblar majestuosos Malbec, Cabernet Sauvignon, y otros tintos -término por la similitud del color de la tinta- con el que obtenían caldos muy amables para los sentidos de los consumidores. De hecho, en Argentina el vino es más antiguo que el mismo pueblo. Si no observemos el origen de Mendoza en tiempos de la conquista española que tenía entre sus objetivos la evangelización de los aborígenes y para ello debían celebrar misas, obviamente, con vino. 

Por ello traían consigo cepas originarias del Viejo Continente. El primero fue Pedro de Valdivia cuyo apellido fue nuevamente recordado cuando la ex Reina Nacional de la Vendimia en 2015: Rocío Tonini Valdivia, oriunda de Junín.

Regresando a la joven Bonarda, no hace tiempo que es considerada la tercera variedad emblemática de Argentina. La primera fue Malbec y la segunda Torrontés. A las que se les rinde tributo a nivel nacional, por la iniciativa del Fondo Vitivinícola Mendoza, con la Semana del Malbec y la Semana del Torrontés. Todo indicaría que en breve sabremos de la Semana del Bonarda, tal vez en 2021.

Actualmente son varias las bodegas que le dedican tiempo y espacio a sus vinos Bonarda. De hecho ya hay algunos que han trepado al primer lugar de algunos concursos internacionales con medallas de oro. Y no es inusual que así sea porque principalmente Mendoza ha sido pionera a nivel mundial al saber valorar la calidad de esos vinos.

 

La tendencia Bonarda

En los últimos 10 años el volumen comercializado en el mercado local creció un 145%, mientras que en el externo, en el mismo lapso, disminuyó un 30%.

Datos que marcan la gran esperanza que guardan en sus sueños departamentos como el de General San Martín, Mendoza, donde se cosechan más quintales (un quintal es igual a 100 kilos de uva) de Bonarda que en cualquier lugar del Globo.

A San Martín, donde se ha elegido con sabiduría la marca Bonarda como elemento de promoción turística, cultural y económica, le siguen en importancia los departamentos de Lavalle y Rivadavia.

Todos en el Gran Este de Mendoza: considerando esa región como a la Zona Este -San Martín, Junín, Rivadavia, Santa Rosa y La Paz- más el departamento de Lavalle en el Noreste de la provincia cuyana.

 

Entre la tradición y lo nuevo

En el amplio y multicolor escenario del vino que recorre distintas geografías alrededor del Mundo, existe una imponente multitud tanto de uvas para elaborar vinos como de vinos elaborados con varietales puros o con dos, o más de ellos, que dan origen a bebidas producto de la fermentación natural de ese fruto hermoso que resulta ser la uva.

Antes de analizar la composición de los datos de elaboración y comercialización de vinos Bonarda puros o en corte con otras variedades como el Syrah, el Malbec o Cabernet Sauvignon, hay que conocer la composición básica de los países vitivinícolas del Globo.

Existen los llamados «tradicionales», que involucra principalmente a los del Viejo Continente, de donde llegó la primera vid para elaborar vinos en América que fue introducida con la intención de evangelizar luego de que Cristóbal Colón pusiera un pie en «las Indias».

Y existen los "del Nuevo Mundo Vitivinícola", donde Argentina goza de un privilegio único: formar parte de ambos grupos donde se sigue desarrollando con cierto prestigio lo que también se conoce como "la cultura más vieja del mundo", por no mencionar directamente a «la cultura del vino».

Ahora se podrá entender, más fácilmente, la razón por la cual los hacedores, o enólogos, o winemaker, se debaten entre la tradición y lo nuevo.

Porque en los países del Viejo Mundo Vitivinícola es menester pensar en vinos de corte o de ensamble -en francés: assemblage- donde intervienen dos o más varietales de uvas para vinificar: porque no todas las uvas sobre la Tierra sirven para hacer vinos.

Y en los países del Nuevo Mundo Vitivinícola se generó todo un culto a la elaboración de vinos puros, realizados con una sola clase de uvas, aunque en «esa clase de uvas» puedan intervenir distintas subclases, de las mismas uvas -en nuestro caso de la variedad Bonarda- considerando tipos obtenidos en condiciones similares en términos agroclimáticos pero nunca iguales.

Eso le aporta un valor agregado maravilloso al vino en general, debido a que un hacedor concentrado se transforma muchas veces en un alquimista donde obtiene creaciones únicas y propias de una región geográfica como puede ser Mendoza, un poco más acotado, la Zona Este y, un poco más acotado en, San Martín. Claro, no podemos dejar de observar los Bonarda del Valle de Uco, de San Rafael o de Maipú, por citar sólo algunos ejemplos.

Y en el caso de la dama Bonarda, su nobleza histórica, reinventada en los terruños argentinos, mendocinos, hace un poco menos de medio siglo, es la primera en acompañar a nobles caballeros como el Syrah, el Malbec o el Cabernet Sauvignon.

En 2017, según la misma fuente oficial, en 2017 se comercializaron 92.574 hectolitros (un hectolitro son 100 litros) de vino varietal puro Bonarda y 156.867 de Bonarda en corte con alguna otra variedad. Lo cual habla tanto de la perfecta compañera que es esta joven, muy joven aún en términos de mercado, pero con una gran personalidad para desenvolverse sola, tanto, que cuando lo hace seriamente, dilata las pupilas y acelera los corazones.

 

Joven, argentina y con identidad borravina

La tendencia registrada por al INV indica que la comercialización total de vinos varietales elaborados con la variedad Bonarda aumentó en los últimos 10 años un 84%.

En 2017 un 13% de esos vinos varietales -elaborados con Bonarda- se exportó y un 87% se comercializó en el mercado interior argentino.

Por ello es que se evidencia la oportunidad que posee actualmente de ganar mercados internacionales ya que ha disminuido en ventas en el exterior de Argentina un 30% en los últimos 10 años. Pero siempre considerando que el volumen comercializado en el mercado local creció un 145% en el mismo período, lo que premia la determinación que tuvieron todas las bodegas que decidieron apostar a la Bonarda para elaborar bebidas a base de la fermentación natural del azúcar que poseen exclusivamente las uvas gracias a la magia de las levaduras, también naturales en esas frutas maduras.

La tendencia indica que los cortes de Bonarda con otra variedad son los más vendidos en el exterior.

En 2017 se comercializaron 216.531 hectolitros de vinos varietales elaborados con la variedad Bonarda. El 38% correspondió a varietal puro y un 62% a cortes con otra variedad.

La Bonarda y sus cortes como vinos varietales tienen una participación de un 11% en el total de varietales comercializados en el país en 2017.

En los últimos 10 años aumentaron las ventas tanto de los vinos varietales puros de Bonarda como las de Bonarda con sus cortes.

La participación de los vinos elaborados con Bonarda en el total de vinos varietales comercializados en Argentina se ha incrementado un 130%, pasando a representar un 5% en 2006 y un 11%, como se citó, en 2017.

En el grupo de los vinos de corte elaborados para el mercado interno se destaca la compañía de la Bonarda especialmente para tres variedades: Syrah, Malbec y Cabernet Sauvignon.

En 2017 tuvieron como destino 94.031 hectolitros de vinos varietales elaborados con Bonarda y Syrah. En el mismo lapso, 21.475 hectolitros de Bonarda con Malbec, 13.302 hectolitros de Bonarda con Syrah y Malbec, y 1.065 de Bonarda con Cabernet Sauvignon. También hubo elaboraciones de Bonarda con Ancellotta, Merlot, Aspirant Bouchet, Cabernet Franc, Tannat, Pedro Gimenez, Sangiovese, Tempranillo, Torrontés Riojano y Verdot.

En el mismo año las exportaciones de vinos varietales elaborados con Bonarda alcanzaron un total de 32.910 hectolitros, por un valor FOB de menos de 8 millones de dólares: 7.733.000 dólares.

Un 40% del total exportado de varietales de Bonarda corresponde a varietal puro y un 60% a cortes con otras variedades.

El principal destino de estos vinos de varietales puros en 2017 fue Estados Unidos, seguido por Brasil, lo que marca la fortaleza que posee Argentina en términos de cercanía con el país carioca.

En menor importancia se observan Bélgica, Canadá y Perú, mientras que para la Bonarda acompañando a vinos de cortes los principales países de destino son Reino Unido, Paraguay, Irlanda y Brasil.

 

Bonarda, tierra que enamora

El Plan Bonarda, también mencionado como Acción Bonarda, es una estrategia de promoción cultural, turística y económica del departamento de General San Martín, Mendoza, iniciado en 2012 como una política de Estado en esa localidad argentina situada entre los 600 y los 700 metros sobre el nivel del mar. Condición singular que la hace parte de la única vitivinicultura de altura del mundo radicada en Argentina.

A fines de 2019, el Plan Bonarda fue ratificado por el intendente Raúl Rufeil, quien junto al presidente del Concejo Deliberante de San Martín, Daniel Llaver, puso en valor planificando la continuidad y mejora de la acción promocional, tanto en el mercado interno como externo. El Plan fue relanzado oficialmente por Rufeil y Llaver durante enero de 2020 antes de que se declarara la pandemia por el coronavirus en el país.

San Martín, que forma parte de lo que se conoce como la Zona Este de Mendoza, registró en 2017 unas 3.770 hectáreas (una hectárea refiere a 10 mil metros cuadrados) de superficie con la variedad de uva Bonarda. Le siguen Lavalle con 2.244 hectáreas, Rivadavia con 1.902 hectáreas, San Rafael con 1.680 hectáreas, Santa Rosa con 1.469 hectáreas y Junín con 1.120 hectáreas. En Mendoza también hay muchos viñedos con Bonarda en Maipú, Tupungato, Luján de Cuyo, General Alvear, Las Heras, Tunuyán, Guaymallén, San Carlos, La Paz y Godoy Cruz.

En Argentina, Mendoza posee un 84% de la participación relativa de la superficie vitivinícola con Bonarda, seguida por San Juan con un 12%, por La Rioja con 3%, Catamarca con un 1%, Salta con un 0,2% y otras provincias con un 0,1%,

Por lo tanto, en Mendoza, la mayor superficie de Bonarda se encuentra en San Martín (24%), Lavalle (14%), seguido por Rivadavia, San Rafael y Santa Rosa. Los tres departamentos del Valle de Uco totalizan un 7% de la Bonarda de Mendoza. En San Juan, los departamentos con más superficie de esta variedad son Sarmiento (32%), 25 de Mayo (19%), seguidos por Caucete y 9 de Julio, considerando que en esa provincia cuyana se observan 2.236 hectáreas de Bonarda.

 

Pasión por la Bonarda Argentina

El enólogo, hacedor de vinos mendocino, oriundo de San Martín, Hugo Zamora, está "con la acción Bonarda hace mucho, desde CODEVIN. En ese momento incitamos un concurso mundial de vinos Bonarda que no pudo ser. Luego vinieron acciones con Jorge Ricciteli y Roberto González con el fin de conseguir elaboraciones distintivas, porque no todos los lugares son para el Bonarda. Hace muchos años que elaboro jugo de uvas Bonarda, variedad que es tan versátil que hasta puede ser objeto de grandes vinos. Está bueno que esté de la mano del Malbec para ser más conocido. Tenemos que aprovechar las casi 16 mil hectáreas que tenemos aquí en Mendoza. Estamos animados porque el Bonarda está dando también buenos resultados hasta en la Patagonia”, dijo durante el relanzamiento del Plan Bonarda en el Auditorio del Centro de Congresos de San Martín.

Rubén Ruffo, gerente de enología de Familia Zuccardi, también durante el mismo acto que presidió el intendente Raúl Rufeil, admitió: “En el exterior es una variedad prácticamente desconocida. Nos sumamos a todos los proyectos que signifiquen al desarrollo y crecimiento de la variedad Bonarda, una variedad con un fuerte potencial en toda la República Argentina”.

El establecimiento vitivinícola Familia Zuccardi cuenta con la marca histórica de haber sido la primera bodega argentina en apostar a la elaboración de vinos puros con la variedad Bonarda. Hace casi una década, después de varios años de haber lanzado al mercado los primeros Bonarda argentinos, en 1993, José Alberto Zuccardi explicaba de la siguiente manera su pasión por la joven dama del vino nacional, ofreciendo sabios consejos que no han perdido vigencia.