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La cosecha marcada por el calor y los barbijos

La pandemia mundial generada por el coronavirus y las altas temperaturas dejarán su huella en esta cosecha 2020. Varios referentes de la industria del vino argentino cuentan a El Descorche sobre el estricto protocolo de prevención y cómo viene la calidad de esta vendimia

14 de abril, 2020 - 13:39

Cada cosecha es particular y deja su huella. Así como aquella tan recordada de 1998 donde la corriente del Niño dejó su sello con un índice de lluvias inesperado para Mendoza, o más cercana en el tiempo la cosecha 2016 marcada por la influencia climática, la 2020 también pasará a formar parte de ese grupo de añadas inolvidables, en este caso marcada por el calor primero y el coronavirus después.

Desde la redacción de El Descorche, consultamos a los protagonistas y hacedores del sector. Son ellos quienes cuentan en primera persona cómo los desafiaron las circunstancias, los cambios que afrontaron y las decisiones que tuvieron que tomar.

“Será una cosecha distinta que no vamos a olvidar en muchos años”, asegura Gonzalo Videla,  jefe de Agronomía de Rutini Wines. Una afirmación que manifestaron a El Descorche y en la coinciden todos los referentes de la industria que les toca llevar adelante el último tramo de la vendimia 2020 en medio de la pandemia mundial, donde la vitivinicultura -si bien está dentro de las actividades exceptuadas dentro del aislamiento social-, tuvo que rápidamente adaptarse a nuevas normas y exigencias de trabajo para poder terminar la cosecha.

Según datos del INV, en este momento ya se ha cosechado el 75% en función de las estimaciones, alrededor de 15 millones de quintales en todo el país (se estima que llegará a los 20 millones). “Pueden quedar fuertemente dos semanas de cosecha donde se terminara la gran parte. Por suerte la vitivinicultura va a poder levantar la cosecha que era el objetivo primordial en medio de esta situación complicada”, declaró Martín Hinojosa, presidente de la entidad.

Pero a pesar de las contingencias, “la cosecha tendrá una calidad muy buena”,  afirma el agrónomo Marcelo Casazza, asesor de Bodega Bressia y otros tantos proyectos vitivinícolas en todo el país. Aunque la merma en volumen alcanzaría alrededor del 20 % en todas las zonas.

“La disminución está marcada por tres razones, la helada del 17 de octubre, la ola de calor y la falta de agua en general. En cambio no fue considerable el impacto de granizo como en otros años, menor al 17%”, dice Casazza

Adaptarse a las exigencias y cuidar a la gente

Sin dudas, la rápida evolución de la pandemia y las medidas tomadas en cuanto al aislamiento y  prevención de la enfermedad, determinó rápidamente el uso de protocolos con el objetivo primordial de preservar la salud de las personas y avanzar en la cosecha.

“El año calido nos dio una ayuda, porque en un año normal sería más complicado cosechar las uvas tardías. Esto produce un cambio cultural desde el manejo de los recursos humanos y de los procesos”, asegura Roberto González, gerente de Enología de Nieto Senetiner.

“Las bodegas y los viñateros, preocupados por la realidad han desarrollados protocolos  para asegurar a los recursos humanos y garantizar también al consumidor. Esto está consensuado entre todos los actores desde el lugar que nos toque. Creo que hay que ver en ello, la oportunidad de que todos nos sentamos a diseñar algo que está sobre la mesa, cuidar a nuestra gente”, agrega González.

“No hay mal que por bien no venga. La cosecha venía anticipada y menos mal que fue así, porque si esta condición de cuarentena nos hubiera agarrado con más de la mitad de la uva en la planta –como se suele ser en esta época-, hubiera sido una situación muy estresante”, afirma también David Bonomi, gerente de Enología de Bodega Norton.

“La condición de esta pandemia es cuidar y proteger a la gente y estar atento a lo que pueda pasar. Esperemos que lo que se viene sea mejor, el tiempo dirá cuanto va a durar”, agrega.

Desde la Zona Este, el productor vitivinícola Sharbel Morcos  se mostró muy preocupado por la coyuntura que atraviesa el sector vitivinícola. En declaraciones a Clarín, destacó esta semana que el problema del coronavirus agrava la situación. Igualmente aclaró que seguirán llevando adelante la vendimia. “No paramos, quedan tres semanas de cosecha, la actividad vitivinícola sigue. Pero priorizamos la vida: primero la salud antes que la economía. Seguimos para aportar al país”

Cosecha con barbijos y alcohol en gel

Las precauciones comunes para toda la población se acrecentaron al pie del viñedo y de las bodegas, donde tuvo que reforzarse la cultura y las medidas de higiene, como prever agua y jabón, papel descartable para el secado y barbijos para los cosechadores, apenas llegan a la finca. También guantes descartables y adaptar el trasporte, donde se redujo al 50 % la capacidad en las trafics y vehículos de traslado.

“A veces resulta muy complicado el cambio cultural, pero estamos tratando de cubrir y cumplir con todas las exigencias, haciendo mucho hincapié en la limpieza de manos con agua con hipoclorito, previendo que el personal se lava las manos antes y después de comer, como cuando sale de la fincas”, destaca el ingeniero agrónomo Juan Rubén Giugno, responsable de viñedos de grupo Presidente, Viña Amalia y varios proyectos vitivinícolas, tanto en Mendoza como en Pedernal, en San Juan.

“Nos esta quedando una semana o dos con la uva y estamos empezando la cosecha de frutales como los nogales. Hay que llevar adelante el protocolo con la gente de manera muy estricta en cuanto a higiene y prevención, pero cada semana que vaya pasando se va complicando más y van creciendo las restricciones que vienen de niveles estatales o gremiales. Esto lleva a mecanizar todo lo que más se pueda”, enfatiza Giugno.

Por otro lado, las restricciones alcanzan a mayores de 60 años que trabajan en la cosecha y gente con afecciones de salud, “que tuvieron que irse a la casa. Tampoco se pudo incorporar a más gente que trabaja en otros turnos y disponemos menos horas de trabajo”.

“En Rutini, nosotros tenemos un equipo de desinfección permanente con acido cítrico y cloruro de sodio. En bodega se desinfectan todas las superficies, picaportes y la limpieza es permanente. Además del uso de barbijos, guantes, baños químicos, alcohol en gel y 2 metros de distancia entre el personal”, señala Gonzalo Videla.

En el caso de Bodega Kaikén, “el coronavirus nos encontró con los protocolos de distanciamiento, protección y de higiene, ya instalados antes de que se decretara la cuarentena en el país”, asegura Rogelio Rabino quien también asegura sufrir demoras debido a la disminución de cosechadores, aunque la proximidad al fin de la cosecha no tendrá  mayores consecuencias en la calidad de los mostos. “Sí quedará en mi memoria como la vendimia más desafiante ya que nunca habíamos vivido esta situación extrema”, asegura el enólogo.

“Lo primordial es dejar en claro que esto no va a provocar ninguna consecuencia sobre los vinos y sobre su calidad. El cambio se demuestra en los cuidados de salud e higiene que hemos tomado con todo el personal de la bodega. La organización del trabajo ahora es distinta, con muchísimo menos personal y en turnos rotativos, se puede decir que por estos días se crea una nueva cultura de trabajo”, aporta Leandro Azin desde Bodega Casarena, ubicada en Perdriel, Luján de Cuyo.

Una cosecha anticipada y con excelente sanidad

Los profesionales de la industria concuerdan en la buena calidad de esta vendimia 2020, a pesar del calor que provocó un adelantamiento de 15 días aproximadamente en la mayoría de los casos y de la falta de agua de la temporada.

“En general podremos calificarla como una cosecha buena, donde parece que debemos acostumbrarnos a tener estos efectos de calores extremos y prolongados”.

“El calor extremo y la falta de agua o el riego deficitario, hizo subir y acumular rápidamente el azúcar de las bayas, generando un adelantamiento de la cosecha para algunos segmentos de varietales entre dos a tres semanas. Pocas veces visto, que nos favoreció para acelerar la cosecha por el tema de Covid-19”, declara Roberto González.

En este sentido Giugno asegura también que “tuvimos un enero y febrero con días muy calurosos, por eso se adelantó la cosecha, pero hay que destacar que la sanidad ha sido espectacular. Quizás el calor adelantó mucho el tenor azucarino en las uvas y faltó más maduración de semillas y complejidad que podremos llegar a observar mas adelante en los vinos”.

Lo mismo afirma Bernardo Bossi, responsable de la enología de Vinos de Potrero y también de Bodega Toneles: “en el aspecto de sanidad ha sido una vendimia excelente. Si bien es un año seco y muy caliente, seguramente tendremos muy buena calidad porque las fincas son buenas, aunque no va a ser como el año pasado que fue más fresco donde pudimos esperar o manejar mejor los puntos de cosecha”.

Los especialistas coinciden en la muy buena sanidad de la temporada, a pesar de la merma lo que David Bonomi sintetiza: “vamos a tener vinos muy ricos y memorables en esta cosecha, independientemente de que haya sido cálida y seca. Esto de anticiparnos también nos enseña a darle el punto justo a la uva también y no sobre madurar”.

El desafío será concluir esta vendimia y afrontar las consecuencias que dejará la pandemia en la economía mundial que afectará mercado interno y exportaciones, en un momento en que el consumo interno en Argentina venía repuntando.

Ante este escenario, las bodegas tendrán que agudizar y profundizar sus estrategias de comercialización -ya sea en el mercado interno como externo- y de promoción del consumo de la bebida nacional argentina.

Una vendimia que quedará en el recuerdo de todos y un futuro que enfrentará a la industria ante una nueva cruzada. “No hay duda que nos va a afectar económicamente. Pero esperemos que sea una gran oportunidad por lo que esta pasando hoy en el mundo, hay gente que no toma conciencia y es una lástima. De esta situación salimos entre todos”, concluye Bonomi.

Por Gustavo Flores Bazán - El Descorche