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De Urgarteche al mundo: vinos hechos con pasión y amor por el terruño

Conocer a los Blanco es acercarse al calor de lo familiar, la tradición y sobre todo la pasión por el trabajo y la tierra. Mónica y Gabriel emprendieron el sueño de hacer vinos en 1988 cuando compraron un viñedo en Ugarteche, en Luján de Cuyo. Al comienzo vendían las uvas. Después de mucho amor y trabajo comenzaron elaborar sus propias botellas y en 2015 llegó la posibilidad de concretar su máximo anhelo: construir la bodega propia

14 de abril, 2020 - 13:49

-Por Andrea Ábalos y Gustavo Flores Bazán-

Seguros de la calidad de sus plantas y enamorados de un terroir que supieron verle el potencial por la calidad de sus uvas y hasta el momento poco acompañado por los patrones del marketing, el matrimonio Blanco decidió concretar su sueño y hacer sus vinos provenientes de sus fincas de Ugarteche, localidad ubicada hacia el Sur de Luján de Cuyo, pegado a la renombrada Agrelo.

Desde hace 15 años, los vinos de Familia Blanco vienen haciéndose un lugar en el mercado y hoy con su bodega en pie, la apuesta y el sueño inicial parecen no tener límites.

Los Blanco eligieron un camino diferente para concretar su proyecto y apostaron por una variedad poco valorada en los vinos de alta gama, como es la Bonarda.

“Nos mueve el amor por estas vides y especialmente, la Bonarda. Nuestra niña mimada. Sabemos de su enorme potencial y plasticidad”, cuenta Mónica Najurieta de Blanco, propietaria de la bodega.

Gustavo Flores Bazán, Mónica Najurieta y Andrea Ábalos

Hoy la bodega tiene tres líneas de vinos y 13 productos en el mercado, tanto interno como externo, donde se hacen fuertes en Estados Unidos, Brasil y otros países menos frecuentes para el vino argentino como Holanda, entre otros tantos.

Su marca Mairena hoy tiene tres alternativas: Ocasión ($400 a $440), Desafío ($500) y Reserva ($700), para luego dar paso a vinos de mayor complejidad que llevan el nombre de Familia Blanco Wines ($1.800). Dentro del portfolio se destacan dos espumantes bajo la marca Mairena, un charmat fresco y un Rosé de Bonarda, de muy elegante presentación, elaborado bajo el Método Tradicional.

Cambios y relanzamientos

La búsqueda de mayor calidad y precisión hizo que el 2019 fuera un año de cambios y relanzamientos. De este modo, llegó a la bodega el reconocido enólogo italiano que desde hace más de una década se instaló en Mendoza, Giusseppe Franceschini, quien tiene ahora la responsabilidad de traducir los valores e ideales de la familia a través de sus vinos y espumantes.

Asimismo, realizaron un rediseño de sus tradicionales etiquetas que expresan la frescura, elegancia, calidad y estilo de los vinos, además de realizar un fuerte trabajo comercial a cargo de Gonzalo Cuervo.

“Mairena” tiene un significado muy especial para nosotros, ya que es el nombre que quisimos ponerle a nuestra hija menor y no pudimos. Desde lo afectivo, es muy fuerte”, destaca Mónica.

El espumante Brut Nature que rinde tributo a la Bonarda

Familia Blanco Wines es un proyecto íntegramente familiar. Siguen los pasos de sus padres los cinco hijos del matrimonio que de distintas maneras aportan a este emprendimiento: Gabriel (32), Rocío e Ivana (mellizas de 31 años), Álvaro (27) y Lucía (24).

Gabriel y Mónica junto a tres de sus hijos

“Deseamos que nuestros vinos puedan contarle a la gente lo que somos y lo que hacemos”, asegura Gabriel (h).

De visita en Familia Blanco

Para acceder a la imponente puerta principal de la bodega hay que atravesar un jardín nativo donde la jarilla, el chañar, las cortaderas y el piquillín deleitan con sus aromas y belleza. Por lo que la experiencia de visitarla tiene un comienzo delicioso.

Entre las novedades de la empresa, se destaca su apertura al turismo y crearon un espacio en la bodega para que el visitante viva la experiencia de manera directa. “La idea es mostrarnos tal cual somos y que se vea el trabajo que realizamos en la elaboración de nuestros vinos”, dice Gabriel (h) al mostrar con orgullo lo construido.

Familia Blanco Wines brilla por los valores de tradición familiar y sus vinos buscan expresarlos, revalorizando el terroir y una cepa  que aún no explota toda su expresión como la Bonarda, además del ya consagrado Malbec. Sus vinos se destacan por su frescura, facilidad de tomar y elegancia.

El Descorche compartió una jornada en la bodega junto a los Blanco y su equipo. Los propios protagonistas de esta historia que nos contaron acerca de sus sueños, desafíos y su visión acerca de la tarea de “hacer vinos”.

Mónica y Gabriel Blanco junto a El Descorche Diario

-¿Cómo surge la pasión por la vitivinicultura?

 Gabriel Blanco (padre): "Esto tiene mucho tiempo. Compramos nuestro primer viñedo en 1988 que es justamente el parral de Bonarda. Siempre vendimos nuestras uvas a grandes bodegas y era muy bien recibida. Eso hizo que fuéramos generando la ilusión de que algún día podríamos llegar a hacer lo que hacían los bodegueros, ponerle nuestra marca y salir al mercado".

"En el 2005, tuvimos la posibilidad de hacerlo porque empezamos a vinificar en una bodega donde pudimos hacer un vino que nos represente. Así comenzamos, queríamos probar antes de construir la bodega para saber si realmente nuestros vinos podían ser de calidad y tener éxito en el mercado. En definitiva, surgió por ese anhelo de ver que nuestras uvas eran muy buenas".

"El primer año, mi esposa llevó una muestra de Bonarda a un concurso que se hacía en un hotel cinco estrellas de Mendoza y salió “segundo mejor vino” entre 256 muestras que participaron. Y fue justamente el Bonarda Mairena. Al año siguiente por sugerencia de nuestro enólogo, presentamos el Malbec y obtuvo la misma medalla en el mismo concurso. Eso nos dio un empuje muy grande y ganas de seguir con este proyecto ya con otro ánimo e ingresamos otros varietales como el Sauvignon Blanc y ampliamos a la línea Reserva".

–¿Estos primeros buenos resultados los motivó para pensar en la bodega propia?

-La idea de construir la bodega siempre estuvo latente y finalmente cuando tuvimos la posibilidad económica, la construimos. Todo fue con nuestros propios medios ya que somos bastante conservadores y no queríamos meternos en créditos o depender de variables externas. Por eso, el crecimiento de la bodega es paulatino pero sostenido y genuino.

-¿Cuál es la proyección de esta empresa familiar que ya tiene su propia bodega y la presencia de sus vinos en varios mercados internacionales?

-Gabriel Blanco (hijo): "Vemos el futuro tratando de posicionar los valores y los logros de la familia. Queremos que la gente lo conozca. Hacer marca con identidad personal y familiar y llevarla a la gente, comunicarla. Nos vemos en algunos mercados más que en otros. Queremos hacer lo que nos gusta y mostrárselo a la gente. Esa es la visión a futuro".

-La apertura al turismo marca una nueva etapa también para ustedes…

-Gabriel (h): "Por supuesto, el turismo ayuda a contarle al mercado lo que somos. Abrimos nuestras puertas en el 2019 con una gran aceptación. Sabemos que queda muchísimo por hacer, pero siempre lo haremos mostrando lo que somos: una familia. Tenemos una propuesta diferente a la tradicional, si bien ofrecemos degustaciones de vinos acompañadas de un maridaje, creemos que la calidez es lo que aporta el diferencial. La calidad de los productos y atención personalizada".

La llegada de Giuseppe Francesccini

Desde hace aproximadamente un año, el italiano originario de Padua, que ya lleva algo más de una década haciendo dos vendimias por año, donde alterna el Viejo con el Nuevo Mundo, se sumó al equipo de Familia Blanco para aportar su experiencia y continuar el crecimiento de la calidad de los vinos y descubriendo un terruño que no deja de sorprender.

Mairena Ocasión Sauvignon Blanc, un vino que goza de frescura y plenitud en boca

“Me encontré con una familia unida y con una gran pasión por la tierra y su profesión. Son viticultores y eso me facilitó mucho el trabajo de hacer vinos. Cuando las cosas se hacen con pasión salen bien y por lo tanto, tenemos grandes uvas para vinificar. Fue muy sencillo poder trabajar e incorporarme a este proyecto".

Para visitar Familia Blanco

  • Dirección: Ruta 86 Km 7, Ugarteche, Luján de Cuyo, Mendoza, Argentina.
  • Horarios: Lunes a viernes de 8.30 a 16:30. Sábados, de 8.30 a 12.30.
  • Contacto: + 54 0261 15 207-9930