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El sol provoca cáncer de piel también en las mascotas

05 de enero, 2018 - 13:00

El sol, fuente de vida en nuestro planeta, es un aliado de la salud de todos los seres vivos, todos necesitamos de él, pero como todas las cosas, debe dosificarse en su justa medida. Aquel que nos favorece y beneficia bajo determinadas circunstancias y asoleándose de manera inapropiada puede convertirse en un enemigo. 

Nuestro astro rey provee energía calórica y su radiación es fundamental para que las plantas cumplan la fotosíntesis. A los seres vivos los favorece brindándoles calor y es imprescindible para sintetizar la vitamina D, encargada de favorecer la absorción de calcio que ingerimos a nivel intestinal.

Este fenómeno resulta común tanto a seres humanos como a nuestras mascotas, de manera que podríamos decir que el sol es responsable indirecto de los niveles de calcio en el organismo de los mamíferos, sustancia vital para la estructura ósea y para la contracción muscular, y esto incluye a la actividad cardíaca. Es decir, sin sol no habrá suficiente calcio y se producirán enfermedades debilitantes óseas y musculares, y si los niveles resultan críticos, sobrevendrá la muerte.

Ahora bien, ¿qué pasa si la exposición al sol es inadecuada por tiempos prolongados? Al igual que los seres humanos la radiación solar, y específicamente la ultravioleta (UV), resulta nociva para las células de la piel. Produce inicialmente un efecto térmico que genera enrojecimiento y dolor como nuestras quemaduras solares y genera un efecto acumulativo que con el paso del tiempo pudiera terminar en lesiones cancerígenas.

La radiación UV prolongada y a altas dosis acumuladas altera la estructura o código genético de las células de la piel produciendo mutaciones en su estructura transformándolas en anormales. Estas nuevas células mutadas se multiplican a una velocidad mayor que las normales y comienzan a generar otro nuevo tejido similar al tejido de origen pero de características cancerígenas. Éste ocupa un nuevo espacio desplazando a las células normales quitándoles recursos y vitalidad, invaden, se multiplican y viajan a distancia para producir otras nuevas células anormales.

Esta es una síntesis de cómo se comporta el cáncer de piel. Se pueden generar estructuras físicas o masas denominadas tumores o bien lesiones más difusas y extendidas. Si bien la piel puede tener tumores benignos, es decir no cancerígenos, su aparición no está relacionada a la radiación solar.

Predisposición racial e individual

En el caso de las mascotas, el color y la densidad del manto piloso resulta un factor fundamental que predispone a la aparición de cáncer de piel. Los animales de pelo corto y de color blanco son los más sensibles a estas enfermedades. Estadísticamente los Bóxers blancos, Dogos argentinos, Bull terriers, Bulldogs, Boston terriers y cualquier animal blanco sin raza definida y de pelaje corto son los más sensibles. 

En el caso de los felinos, como no son tan populares las razas blancas de pelo corto, vemos afectados con alta frecuencia a gatos de manto blanco. En esta especie quizás no sea un factor tan importante el largo del manto piloso ya que las lesiones más frecuentemente se encuentran en la zona de las orejas y en la frente, que son sitios con menor densidad pilosa, amén que el resto del animal posea una abundante manto y por lo tanto es donde la piel recibe radiación solar mas directa.

Los carcinomas son comunes y afectan principalmente a los felinos. Estas lesiones son muy agresivas, costrosas y ulcerativas, produciendo daño que progresa con el tiempo y generando mutilaciones muy desagradables y dolorosas. Por muy curioso que parezca y contrariando la lógica y los consejos médicos, los animales de manto blanco y pelo corto aman asolearse por largos períodos aún en verano cuando las temperaturas aconsejarían estar a resguardo del sol. Sus características físicas y esta extraña costumbre, constituyen un combo explosivo.

Tipos de cáncer y tumores

En los perros la mayoría de los tumores de piel son carcinomas de diferentes características y denominaciones. Otros con menor incidencia son el fibrosarcoma, mastocitoma y melanoma.

En el caso de los felinos el tumor más frecuente es el carcinoma de células escamosas.

Prevención
Naturalmente, disminuir el tiempo de exposición solar es la medida más acertada, pero no es fácil controlar esta variable, ya que según el tipo de vida de la mascota, el terreno donde viva y el tiempo que estemos en casa con ellos resultará posible o no modificar esta variable. Los protectores solares no son aplicables a los animales, no porque resulten nocivos o ineficaces, sino que no son tolerados por ellos, y se lamen la piel retirándolo y consumiéndolo, lo que lleva a cuadros de intoxicación.

Tratamiento
Dependerá de cada caso en particular y deberá ser manejado por un médico veterinario, pero la cirugía sigue siendo la herramienta más importante más allá que no todos las lesiones cancerígenas sean operables ya sea por la característica del cáncer o bien por la zona o alcance y profundidad del cuadro. La quimioterapia, radioterapia y el uso de cremas con fármacos anticancerígenos son muy usados en la oncología dermatológica.