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Cuando lamentarnos hace bien

20 de abril, 2018 - 16:16

Duelo normal y duelo patológico.

 

¿A qué le llamamos duelo?

El duelo es la reacción normal frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc.

A pesar de que el duelo trae consigo cambios en los hábitos comunes de nuestras vidas, nunca se nos ocurre considerarlo un estado patológico, ni remitirlo al médico para su tratamiento. Confiamos en que pasado cierto tiempo se lo superará y juzgamos inoportuno y aún dañino perturbarlo.

Es un acontecimiento vital estresante para el sujeto. Es un proceso único e irrepetible. Dinámico y cambiante.

 

¿Cuáles son sus etapas?

En la fase de la negación, pensamos “esto no está pasando, esto no puede estar pasando”. Se racionalizan las emociones abrumadoras, amortiguando el impacto inmediato de la pérdida.

En la fase de ira, el enojo puede estar dirigido a objetos inanimados, a extraños, a amigos o familiares. La ira puede enfocarse también hacia el ser querido fallecido. Sabemos que la persona no tiene la culpa, pero podemos sentirnos resentidos con ella por causarnos tanto dolor al dejarnos.

La fase de la negociación, es a menudo una necesidad de recuperar el control, surge la esperanza de retrasar el dolor, “si hubiéramos buscado atención médica antes; si hubiéramos tratado de ser mejor persona con él/ella”.

La fase de depresión, tristeza y pesar, puede aliviarse con acompañamiento de los demás, palabras amables. Nos preparamos para la separación y la despedida.

Fase de aceptación, resignación y  tranquilidad final, período de paz. Es el momento en el que hacemos las paces con la pérdida que hemos sufrido, dándonos la oportunidad de vivir nuevamente a pesar de la ausencia.

 

¿Cómo hacerle frente a la pérdida?

Siempre se trata de una experiencia profundamente personal.  Cada persona es un mundo y transita el duelo de manera diferente. Algunas exteriorizan fácilmente sus emociones. Otras experimentarán su dolor más internamente.

 Pero cuando este proceso, se extiende demasiado en el tiempo, dificultando volver a recuperar su vida normal, el duelo puede volverse patológico.

Con ayuda psicológica, la persona puede ir atravesando las distintas fases del duelo con mayor facilidad, entendiendo todas sus emociones. Lo mejor que podemos hacer es permitirnos sentir el dolor. Resistir sólo servirá para prolongar el proceso natural de curación.

 

Mariana Lucero

Licenciada en Psicología Matrícula 3797

Egresada de la Universidad Nacional de San Luis

Psicóloga Clínica Cognitiva Integrativa – Psicoterapia de la Obesidad

Niños, Adolescentes, Adultos- Contacto: [email protected]