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Napoleón Gallardo ganó una nueva batalla

16 de marzo, 2018 - 12:24

Cuando lo daban por muerto, Marcelo Gallardo mostró dotes de un hombre guerrero que aparece en las batallas difíciles y sus soldados atacaron los puntos débiles del rival.

En la final de la Supercopa Argentina, el técnico de River dio clases de como combatir al enemigo sin herirlo físicamente sino mentalmente y derrotó a su par de Boca, Guillermo Barros Schelotto, en una batalla que duró 90 minutos.

El entrenador Millonario planteo una táctica con suma inteligencia frente a su contrincante. Sabía que su equipo llegaba debilitado al Superclásico y utilizó esa debilidad para hacerse fuerte desde lo mental. No siempre llegar mejor preparado significa sacar provecho de ello. River no llegó como favorito, sin embargo, lo uso como escudo y salió victorioso.

Durante la charla técnica, Gallardo argumentó que esta batalla se gana con las cartas de la paciencia para atacar, de ser efectivo a la hora de definir, de ser intenso de mitad de cancha hacia adelante, de estar firme y concentrado en la defensa y de presionar en todos los sectores de la cancha. De estas cualidades se aferró para doblegar a Boca.

Arrancó jugándole de igual a igual al líder del torneo doméstico. Luego se convirtió en un equipo rudo que nunca bajo los brazos. Hasta cuando estaba en ventaja por 2 a 0 siguió jugando de la misma manera y no bajó la intensidad.

El director técnico le pidió a los laterales Montiel y Sarachi que no se proyecten y estén atentos para marcar a Edwin Cardona y Cristian Pavon, respectivamente. Siempre Gallardo entendió que el equipo que ganara el mediocampo iba a llevarse el partido. Puso a Ponzio, Pérez y Nacho Fernández para contrarrestar los embates de Nahitan Nandez, Wilmar Barrios y Pablo Perez.

En el único momento del partido que Boca le ganó el mediocampo a River fue comenzado el segundo tiempo hasta la entrada de Zucculini. Luego, se emparejo con la entrada del ex Racing.

Los primeros 15´ del segundo tiempo fueron del Xeneize con el manejo de la pelota, pero en ningún momento su rival se desconcentró ni se desordeno. Eso permitió que cada jugador respete su marca y su posición en la cancha. Boca lo arrinconó con desesperación en busca del empate, River mantenía la calma y la seguridad de que el partido no se le escapaba. En ese momento fue cuando Gallardo acertó con los cambios. Es un mérito propio del entrenador que muestra que nunca se fue del partido e hizo una lectura acorde a lo que estaba pasando en el campo de juego.

Camilo Mayada ingresó por Gonzalo Montiel, quién se fue lesionado. Rápidamente, el uruguayo se afirmó en la defensa. Bruno Zucculini reemplazó a Enzo Pérez para ayudar a Leonardo Ponzio a batallar en el mediocampo. Nacho Scocco suplantó a Lucas Pratto y en la primera pelota que tocó, marcó el segundo tanto del partido.

Luego del gol de Scocco, el murmullo en el Estadio Malvinas Argentinas era que Boca lejos estaba de llegar al descuento porque el equipo no encontraba los caminos para lastimar. Apenas disparos de Pavón y Cardona de afuera del área. Tevez no encontraba su posición para que le llegue la pelota ni se movía para buscarla. Fue anulado con la marca constante de los centrales, Maidana y Pinola. Cuando el Apache tuvo que bajar a buscar la pelota a la mitad de la cancha, Ponzio le hacía marca personal. Muy mal partido del ex Juventus.

Boca no tenia en el banco de suplentes jugadores que le podían cambiar la pálida imagen que estaba mostrando. No solo en el juego colectivo, sino también con individualidades. Hasta en eso fue superior Gallardo sobre Guillermo Barros Schelotto: en la elección de los suplentes para llevar al banco.

Hace tiempo que Gallardo encontró la receta de cómo ganarle a Boca en los partidos definitorios. Sus jugadores entran con otra moral para enfrentar a su clásico rival.

El miércoles pasado el director técnico planteo un partido inteligente. Como un juego de ajedrez. Mover las piezas adecuadas cuando el rival hacia su juego.

El técnico Millonario hizo todo bien durante la final: la estrategia de juego, la elección de los nombres para hacer los cambios, saber cuando que el equipo debía mantener la calma con la pelota en los pies y cuando acelerar para ir a buscar el segundo tanto.

Hasta para declarar en la conferencia de prensa Gallardo fue astuto e irónico en utilizar la crisis como estrategia para enfrentar a Boca: “Tengo que sincerarme. Estos dos meses que venimos jugando mal fue parte de la estrategia. Sabíamos como jugaba Boca y ellos no sabían cómo jugábamos nosotros porque si se dejaban llevar como fuimos nosotros en este tiempo claramente no tenían ni idea como íbamos a jugar este partido. O sea que fue parte de la estrategia en estos dos meses jugar muy mal para ganar el partido más importante que teníamos en el semestre”.

Si hay una enseñanza que dejará Gallardo de su paso por River es que cuando está caído en el piso y rodeado por soldados no se da por vencido y se las ingenia para salir adelante. Dará combate hasta que no pueda más y en esa posición saca lo mejor de él para mantenerse vivo.

Napoleón Gallardo es el guerrero de las mil batallas. No gana todas, pero si las más difíciles y las que pierde por lo menos te las va a luchar hasta las últimas consecuencias.