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La pérdida de peso en nuestras mascotas

26 de febrero, 2018 - 13:05

En términos generales, la mayor preocupación se centra en el sobrepeso porque se lo considera patológico y estar flaco es un estado ‘deseable y saludable’, veremos que no siempre es así.

Estado físico:

Debemos dejar en claro que más allá del peso real en kilogramos que tenga nuestra mascota, es necesario tener parámetros objetivos para determinar si nuestro perro o gato está en peso. 

Existen multiplicidad de razas y cruzas de animales, estructuras físicas muy diversas y no existe para todos un peso en kilogramos preciso. 

Para establecer una verdadera categorización, debemos considerar la raza a la cual pertenece o bien el tipo de animal que es y su conformación física. No es lo mismo determinar el peso ideal por observación en un dóberman que en un san bernardo o en un gato siamés o un persa. 

Para ello, nuestro médico veterinario nos orientará para establecer los parámetros claros para poder seguir la evolución de peso de nuestra mascota. 

En términos generales, y en estado de salud, podemos utilizar el método visual, aunque en dietas para descenso o ascenso de peso, necesariamente la balanza juega un rol fundamental para ver como marcha nuestra estrategia.

Delgadez fisiológica

Como dijimos al principio, la morfología de la mascota es un dato clave para tener en cuenta y a menudo un equivocado prejuicio nos lleva a sobreestimar en delgados, a perros de líneas ligeras o magras, y como obesos, a perros morrudos o compactos.

Delgadez patológica

Aquí debemos diferenciar claramente a dos grupos muy bien definidos, los animales delgados que conservan buen apetito y en ocasiones exagerado y aquellos donde su apetito es caprichoso o ausente. En este último grupo debemos determinar las causas reales del apetito disminuido o ausente, mejor expresado en términos médicos como hiporexia y anorexia. 

El apetito caprichoso puede ser producto de cambios emocionales. Vulgarmente los propietarios los categorizan como “mañosos y manipuladores”, son regularmente animales de pequeña talla que poseen un apetito bajo y selectivo y van eligiendo las comidas según su preferencia y como a menudo cuentan con la complicidad de sus propietarios, terminan comiendo poco cantidad, como si fuera de favor y encima consumen comida sabrosa pero desbalanceada. El resultado es un perro delgado que come muy pequeñas raciones de comida que él ha seleccionado de manera caprichosa e inclusive llega hasta elegir el horario. 

En ocasiones, el apetito caprichoso o selectivo también puede ser el resultado de estados de transición de una enfermedad, es decir, el comienzo o la recuperación de una dolencia pueden cursar con una apetencia baja por la comida.

El apetito ausente indefectiblemente nos alerta sobre enfermedades o dolencias más importantes, naturalmente un ayuno de un día no necesariamente significa un caso grave, pero si se perpetúa en el tiempo o se acompaña de otros síntomas es un signo inequívoco de problemas. Sería imposible enumerar las enfermedades que producen anorexia y mucho más si tenemos en cuenta que casi siempre se asocian tarde o temprano con otros síntomas que el médico veterinario utilizará como guía para el diagnóstico. 

Los estados de sepsis, fiebre, enfermedades infecciosas, parasitosis, insuficiencias renales y hepáticas, dificultades respiratorias, agitación, dolor, distensión abdominal, peritonitis, gastroenteritis, dolor moderado crónico, entre otras tantas causas, cursan con apetito marcadamente debilitado o ausente. En estos casos, la pérdida de peso se deberá a una sumatoria de variables relacionadas con la enfermedad en sí y añadido a la falta de consumo apropiado de nutrientes.

El último grupo está representado por animales que pierden peso, aún con apetito conservado, estos estados suelen acompañar en las fases iniciales de enfermedades oncológicas, cardíacas, anemias o desnutrición cualitativa o cuantitativa . Naturalmente, la evolución en el tiempo de muchas de ellas llevará a la anorexia y a un estado marcado de delgadez y debilidad extrema.

Un capítulo aparte son los animales que desarrollan pérdida de peso crónico y marcado pero con un apetito voraz e insaciable que en ocasiones los lleva a consumir elementos no nutritivos como basura o fecas. Estos cuadros están caracterizados por pacientes que no pueden digerir o absorber los nutrientes a pesar de consumir cantidades excesivas de alimento. Los problemas en el funcionamiento de las enzimas digestivas que produce el páncreas o el hígado que son necesarias para digerir los nutrientes, y los déficits de absorción de los mismos a través del intestino, son las causas más comunes de cuadros de este tipo.

La revisación clínica exhaustiva y los estudios complementarios son necesarios en todos los pacientes con pérdida de peso inexplicable, conserven o no su apetito.
Las mascotas delgadas, a priori, pudieran considerarse saludables en tanto y en cuanto su estado no sea producto de enfermedades concomitantes o desnutrición. En conclusión, tanto la delgadez como la obesidad pueden ser síntomas de trastornos emocionales u orgánicos severos y deben atenderse. Indudablemente el equilibrio es el estado ideal aunque el más difícil de alcanzar y en definitiva, es a los que aspiramos todos.